Coronavirus: una emergencia de orden espiritual - 05/04/2020 #1086

Episode 88,   Apr 05, 2020, 08:16 PM

Pastor José Luis Cinalli 
05/04/2020
Coronavirus: una emergencia de orden espiritual
 
Convoquen al pueblo… proclamen ayuno… invoquen al Señor”, Joel 1:14 (DHH). “… Todo el pueblo… fue convocado a ayunar en honor del Señor, Jeremías 36:9 (NVI).
 
El pueblo de Israel debía ayunar un día al año: “El día diez del mes séptimo… se ayunará…”, Números 29:7 (NVI); Levítico 23:27. ¿Cuál era el motivo del ayuno? Humillarán sus almas y no harán obra alguna… serán limpios de todos sus pecados…”, Levítico 16:29-30 (NBLH). Era un día dedicado a la limpieza espiritual y tenía lugar entre la siembra y la cosecha. Ya que en esa época la gente tenía mucho tiempo libre, Dios esperaba que lo utilizaran en las cosas espirituales. ¡Cuidado con los tiempos muertos! La presente cuarentena podría ser una tentación para mirar, leer o hacer cosas que no honran a Dios. Pero también podría ser una oportunidad para fortalecer nuestra vida espiritual. La crisis tiene su lado positivo. ¿Te has dado cuenta que la prioridad de este mundo ya no es deshacerse de Dios? Debido al virus las personas pecan menos. El temor al contagio hace que los amantes ilegales no se vean y que los albergues transitorios tengan cada vez menos clientela. Han disminuido las páginas de anuncios de citas sexuales en los periódicos. El congreso ha relegado su voraz apetito por leyes abortistas. Los organismos internacionales ya no tienen como prioridad financiar políticas de género. Los altares idolátricos carecen de adoradores. Es más, ¿en qué momento de la historia se ha pensado en un alto al fuego global como se propone hoy en día? ¿Y qué me dices de las consecuencias positivas para los creyentes? El aislamiento nos está empujando a obedecer a Dios. ¿Cuándo tuvimos el tiempo que hoy tenemos para orar, hacer vigilias y retiros espirituales?
 
Además del ayuno regular, la Biblia registra también ayunos excepcionales, aquellos que se hacían en momentos de calamidad o emergencia nacional; por ejemplo el que convocó Joel. Israel estaba siendo azotada por una plaga de langostas enviadas por Dios, Joel 2:25. Dios los castigaba no para destruirlos sino para corregirlos. Esperaba que su pueblo se arrepintiera de sus pecados para volver a tener compasión de ellos: “Les devolveré lo que perdieron…”, Joel 2:25 (NTV). Joel sabía que la causa del castigo era espiritual y que la solución también era espiritual: el pueblo debía volver a Dios. Por lo tanto convocó a un ayuno nacional de arrepentimiento: Vístanse de luto… lloren amargamente… Organicen un día de ayunoy hagan oración al Señor, Joel 1:13-14 (PDT). Samuel tenía el mismo discernimiento espiritual. Supo que el inminente ataque filisteo era el castigo de Dios por la desobediencia de su pueblo, entonces convocó a un ayuno de arrepentimiento: “El pueblo se reunió… y… empezaron un período de ayuno… y confesaron sus pecados…”, 1º Samuel 7:6 (PDT). ¿Y cuál fue el resultado? “Los israelitas derrotaron a los filisteos”, 1º Samuel 7:10 (PDT). Un ayuno parecido fue convocado en Nínive. Jonás profetizaba juicio: “¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!”. Y los ninivitas… proclamaron ayuno y… se vistieron de luto en señal de arrepentimiento, Jonás 3:4-5 (BAD). ¿Y qué sucedió? “Cuando Dios vio… cómo habían abandonado sus malos caminos, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había amenazado, Jonás 3:10 (NTV). ¿Y qué me dices del perverso rey Acab? El Señor le dijo: “...Voy a destruir a tu familia... ¡porque me hiciste enojar mucho…!”... Cuando Acab escuchó este mensaje… se vistió de tela áspera e hizo ayuno...  y andaba de luto…”, 1º Reyes 21:22-27 (NTV). Acab se humilló y Dios lo perdonó: Por haberse humillado, no haré lo que prometí mientras él viva...”, 1° Reyes 21:29 (NTV). ¿Lo ves? ¡El pecado desata juicio, pero el arrepentimiento atrae misericordia!
 
Los ayunos de arrepentimiento eran muy comunes. Esdras dijo: “… Les anuncié a todos que debíamos ayunar para humillarnos ante Dios y así poder pedirle que nos concediera un viaje seguro…”, Esdras 8:21 (PDT). Ayunaron para humillarse, y Dios los protegió en el viaje: “… Dios nos acompañó y nos libró de enemigos y asaltantes”, Esdras 8:31 (BAD). Déjame darte un último caso bíblico. Se encuentra en Jueces 20. Israel enfrentaba una batalla imposible de ganar. Entonces combinaron la humillación con el ayuno y la oración y obtuvieron la victoria: “… Acudieron… humildes al Señorlloraron delante de él… y ayunaron… Entonces el Señor ayudó al ejército de Israel a derrotar a los hombres de Benjamín”, Jueces 20:23-26 (ORO) y 35 (PDT). Advierte la sabiduría de Joel, Esdras y Samuel; incluso la del rey de Nínive. Todos ellos convocaron al pueblo a un ayuno de arrepentimiento. La motivación principal del ayuno era restaurar el compañerismo con Dios. Cada vez que leas en la Biblia que a una calamidad nacional se le hizo frente con un ayuno de humillación encontrarás que Dios respondió con liberación y bendición. ¡Siempre! ¿No sería bueno rescatar aquella antigua práctica bíblica para hacer frente a la actual pandemia? Tenemos ejemplos modernos de reyes que convocaron a sus países a un ayuno nacional, como el que ocurrió en Gran Bretaña en la segunda guerra mundial. ¡Imagínate lo que sería de este planeta si los gobernantes de hoy en día hicieran lo mismo! Tan solo imagina lo que podría suceder si decidiéramos santificar un día de ayuno para arrepentirnos de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios. Lo que este mundo en decadencia necesita no es que las naciones dejen de pelearse entre sí sino que dejemos de pelear contra Dios: Vuélvanse a mí de todo corazón. ¡Ayunen, griten y lloren!... porque el Señor es tierno y compasivo, paciente y todo amor, dispuesto siempre a levantar el castigo, Joel 2:12-13 (DHH).  
 
Esta semana sucedió algo inusual. Conversaba con el Señor acerca de lo que está ocurriendo con la humanidad. Le pregunté por qué razón nadie ha sugerido la idea de tratar espiritualmente esta plaga. Los grandes hombres y profetas de Dios sabían que las calamidades en la Biblia eran el resultado del alejamiento de Dios. ¿Por qué nadie ha propuesto todavía en el protocolo para tratar el coronavirus volver a Dios? Entonces claramente escuche una voz que me decía: “¿realmente tú crees que algún hijo de Satanás hará eso?”. Y quedé sin palabras porque es a la iglesia a la que le corresponde hacer tal cosa. ¿Y por qué no lo hacemos? Porque ningún creyente asocia la catástrofe con un mensaje divino. Lo único que parece preocuparnos es el impacto económico de esta crisis sin darnos cuenta que la solución es espiritual. Nos hemos rendido a las conclusiones de la gente sin Dios. ¿Qué está pasando con la iglesia? Jesús dijo que esto sucedería y que sería la oportunidad para hablar de Él, Lucas 21:11-13. Hemos sido llamados a ser la voz de Dios. Tenemos un mensaje de esperanza que el mundo necesita oír. Pero dormimos y, mientras lo hacemos, el mundo se pierde. ¡La salvación del mundo depende del avivamiento de la iglesia!
 
Una reflexión final. Cuando Dios instituyó el día del ayuno fue muy claro: “…Esta es una ley perpetua… que se cumplirá de generación en generación…, Levíticos 23:31 (NTV). Por eso hombres como David practicaban el ayuno de arrepentimiento: Lloré afligiendo con ayuno mi alma…”, Salmo 69:10. También Daniel: “… Dios escuchó tu oración desde el primer día en que decidiste… humillarte con ayuno. Por eso estoy aquí… Vine para ayudarte…”, Daniel 10:12-14 (PDT). Dios reservó revelaciones de algunos misterios solo cuando Daniel unió el ayuno a sus oraciones. En tiempos del Nuevo Testamento todavía se respetaba el día de ayuno, Hechos 27:9. Entonces, ¿por qué lo hemos descuidado hoy en día? Esta hora de crisis exige que pongamos en funcionamiento esta arma espiritual. Por lo tanto, convoco a todos a un día de humillación y ayuno. Pero cuidado. No les propongo ayunar para que la crisis se termine. Los convoco primero a ayunar para afligir nuestra alma, limpiar nuestro corazón y arreglar cuentas con Dios. El ayuno que vale es aquel que se hace para Dios y no para nuestros deseos egoístas: “Ustedes hacen ayuno… pero no lo hacen para honrarme a mí, Zacarías 7:5 (DHH). Ayunan para complacerse a sí mismos, Isaías 58:3 (NTV). La principal finalidad del ayuno debe ser la gloria de Dios. Daniel decidió hacer un ayuno parcial para no contaminarse con la comida del rey, Daniel 1:8. Su único propósito era glorificar a Dios. No ayunemos para gratificar nuestros deseos personales ni satisfacer nuestro orgulloso corazón. Ayunemos para Dios. Pablo dijo que lo que hagamos tiene que ser “para honrar a Dios”, 1ª Corintios 10:31 (TLA). El ayuno tiene que estar centrado en Dios.
 
Los invito a utilizar este medio de gracia que usaron los grandes hombres de Dios para revertir catástrofes inminentes. Santifiquemos un día de ayuno para purificar nuestras vidas y reconciliarnos con Dios. Debemos arrepentirnos de ser cómplices de la indiferencia y menosprecio que la gente le tiene a Dios. Es posible que no hayamos doblado nuestras rodillas ante Baal pero, ¿hemos sentido como Elías el vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos celestiales? ¿Dónde están aquellos que quieren ver los derechos de Dios vindicados en este mundo? ¿Dónde están los que comparten el sentir de Dios por el estado espiritual de nuestra nación? ¿Dónde están los sacerdotes, ministros del Señor que lloran por sus propios pecados y los de la nación? Ayunemos para buscar a Dios, acercarnos a Dios y prevalecer con Dios. ¿Estás dispuesto a un desafío como éste?