Alimenta tu fe hasta que tus miedos se mueran de hambre 09/02/2020 #1078

Episode 80,   Feb 10, 2020, 01:05 AM

Pastor José Luis Cinalli
9/2/2020
Alimenta tu fe hasta que tus miedos se mueran de hambre
 
“... Vi una puerta abierta en el cielo, y la misma voz que había escuchado… me… dijo: “Sube aquí, y te mostraré lo que tiene que suceder…”. Y al instante... vi un trono en el cielo y a alguien sentado en él”, Apocalipsis 4:1-2.
 
Juan recibe la orden de subir al cielo para ser testigo de los eventos del fin del mundo. Verá cosas terribles: bestias con cuernos y varias cabezas, seres vivientes con muchos ojos, dragones subiendo del mar, caballos de colores y jinetes autorizados a quitar la paz, trayendo hambre, destrucción y muerte. ¿Por qué necesitó ir al cielo para ver todo esto? La primera visión, la de Jesús caminando en medio de siete candeleros de oro, la tuvo en Patmos. ¿No podía haber visto los acontecimientos finales también desde allí? La pregunta es fácil de contestar si recordamos las verdades espirituales reveladas en el Apocalipsis, es decir: Dios está sentado en el trono gobernando el universo; y Jesucristo, el que venció los poderes de las tinieblas (Apocalipsis 5:5) está a su lado: “Dios resucitó a Cristo… y le dio el derecho de sentarse a su lado en el cielo. Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier autoridad, poder, gobierno o dominio, tanto de este mundo como del que está por venir…”, Efesios 1:20-22 (PDT). Cristo está sentado a la derecha del Padre y el mundo demoníaco está bajo sus pies, pero también bajo los nuestros ya que Dios “nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”, Efesios 2:6. Cristo confirmó esta realidad cuando dijo: “Donde yo esté, ahí también estarán los que me sirven…”, Juan 12:26 (TLA). La posición del creyente es: ¡sentado con Cristo por encima de todo! Esto significa no solo que estamos por encima de todas las fuerzas del mal sino también por encima de todo problema y dificultad. Vivimos en victoria cuando permanecemos en los lugares celestiales, enfocados en Dios: “… Pongan la mira en las verdades del cielo…”, Colosenses 3:1 (NTV). “… Busquen las cosas del cielo…”, Colosenses 3:1 (PDT). Piensen en las cosas del cielo…”, Colosenses 3:2 (NTV). “… Amontonen riquezas en el cielo…”, Mateo 6:20 (DHH). Pongan toda su atención en el reino de los cielos…”, Mateo 6:33 (DHH). Vivir enfocados en Dios es crucial para tener una vida victoriosa. Observa lo siguiente. Todas las visiones que Juan tiene hasta el capítulo 7 se relacionan con el trono de Dios con excepción de unos pocos versículos del capítulo 6 donde Juan vislumbra un anticipo de lo que será la manifestación nefasta del anticristo sobre la tierra. Sin embargo, la mirada de Juan vuelve rápidamente a Dios. El Señor se asegura de que Juan esté siempre enfocado en Él y no en el anticristo o en la gran tribulación. La fe que triunfa es aquella que ve a Dios antes que a los problemas: “No miramos las dificultades…, en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse…”, 2ª Corintios 4:18 (NTV). La vida victoriosa se obtiene cuando permanecemos sentados con Él en los lugares celestiales: “Bendito sea Dios… que nos ha dado toda clase de bendiciones espirituales en los cielos a través de Cristo”, Efesios 1:3 (PDT). Sentados en los lugares celestiales con la mirada puesta en Dios es el gran secreto de una vida victoriosa. Existe un esfuerzo titánico y satánico destinado a hacernos ceder esa posición alta, porque los problemas se ven gigantes cuando los miramos desde abajo. Mientras estemos sentados en los lugares celestiales los problemas no parecerán tan grandes y los gigantes no serán imposibles de conquistar. Sin embargo, el día en que abandonemos esa posición un pequeño problema se verá tan grande como la muralla china. Aprendimos esta preciosa verdad el día que visitamos el cráter de un volcán en el sur de nuestro país. Mirarlo cara a cara te intimida. Sin embargo, se experimenta una sensación de superioridad cuando conquistas la cima. Esa vista imponente te deja sin aliento y, por supuesto, no dejas de fotografiarlo. Ver el volcán desde la cumbre no es lo mismo que verlo desde el valle. Desde lo alto te parece insignificante. ¡Así son los problemas! Mientras estemos sentados con Cristo en los lugares celestiales las dificultades serán simples escollos en el camino de la vida.    
 
Reflexionemos un instante más en la orden que recibe Juan. No es la primera vez que Dios le pide a alguien que ‘suba’. En una oportunidad Dios le dijo a Jacob: “… Sube a Bet-el y… haz allí un altar a Dios…”, Génesis 35:1. Jacob fue bendecido cuando obedeció: “Y llegó Jacob... y edificó allí un altar... Dios se le apareció... Y Dios lo bendijo, Génesis 35:6-7 (VRV) y 9 (NTV). La Biblia dice que “Betel… significa ‘casa de Dios’… un lugar de adoración a Dios…”, Génesis 28:19-22 (NTV). ¿Por qué razón Jacob tuvo que ir a la ‘casa de Dios’ para ser bendecido? ¿No podía haberlo sido en su propia casa? Por supuesto que sí. Sin embargo, una cosa no invalida la otra. Se debe adorar en casa y también en la ‘casa de Dios’. Algunos creyentes bien intencionados dicen: “no necesito ir a la iglesia para orar y adorar, puedo hacerlo desde mi casa”. Imagina si Jacob hubiera pensado de la misma manera, ¡se hubiera perdido la bendición de su vida! Ahora bien, algunas personas podrían refutar este concepto diciendo que hoy en día el templo de Dios es nuestra vida. Y tienen razón. Sin embargo, la Biblia es muy clara cuando dice que Juntos constituimos su casa... donde Dios vive mediante su Espíritu, Efesios 2:20-22 (NTV). “… Todos ustedes juntos son el templo de Dios…, 1ª Corintios 3:16 (NTV). Entonces, la próxima vez que te sientas tentado a pensar que da lo mismo congregarse o no hacerlo recuerda la historia de Jacob. La negligencia en visitar la ‘casa de Dios’ podría hacerte perder una gran bendición.
 
Si congregarse no representara ninguna bendición extra, entonces, ¿por qué motivo el Señor fundó la iglesia y nos ordenó congregarnos? “No descuidemos, como algunos, el deber que tenemos de asistir a la iglesia…”, Hebreos 10:25 (NT-BAD). Es bien sabido que existen bendiciones que son el resultado de oraciones que hacemos en el lugar secreto (Mateo 6:6), pero existen también otras bendiciones que no llegarán a nuestra vida a menos que practiquemos la disciplina espiritual del aposento alto, Hechos 2. Jacob fue enormemente bendecido por ir a Betel. ¿Dónde se le apareció Dios? En la ‘casa de Dios’. ¿Dónde lo bendijo? En la ‘casa de Dios’. ¿Dónde recibió revelación y diseños para su vida y ministerio, Génesis 31:13? En la ‘casa de Dios’. ¿Sabes por qué tantos creyentes renguean espiritualmente, carecen de poder espiritual y deambulan sin dirección? Porque menosprecian la ‘casa de Dios’. Permíteme que me dirija por un instante a aquellas personas que gustan de conectarse por Internet para disfrutar de los cultos. Recomiendo que lo sigan haciendo, pero al mismo tiempo les animo a buscar un lugar para congregarse. Pero no lo hagan sin la dirección de Dios. Podría costarte la eternidad. Hay iglesias que se promocionan como cristianas cuando en realidad son una congregación de Satanás. En nuestro canal de Iglesia de la Ciudad tenemos a disposición una serie de mensajes que te ayudarán a identificar ese tipo de iglesias para que no seas parte de aquellos que caminan al infierno.
 
La expresión “sube” tiene un significado espiritual. El poder no se deriva del lugar físico sino de lo que representa. Ese lugar es la ‘casa de Dios’. Sin embargo entiendo que existe un segundo lugar de adoración al que Dios nos invita a subir como lo hizo con Moisés: “...Sube para encontrarte conmigo...”, Éxodo 24:1 (NTV). Moisés fue invitado a tener un retiro con Dios en el monte. ¿Y qué sucedió allí? Dios se le apareció y le entregó un mensaje y un diseño. ¿No podía Dios revelarle a Moisés sus planes en el valle? Claro que sí. ¿Y por qué no lo hizo? Porque Moisés estaba distraído. Con toda probabilidad, al igual que todos nosotros, Moisés no estaba atento para recibir semejante revelación. Es difícil escuchar la voz de Dios en medio de la bulliciosa rutina diaria. Necesitamos estar apartados, quietos, concentrados y alineados. Aquí encontramos el valor de otra disciplina espiritual: el retiro espiritual. Dios no depositará sus tesoros en manos de adoradores descuidados. Con frecuencia es necesario salir fuera de la aldea para obtener visión. ¿No fue esa la enseñanza espiritual que nos dejó Jesús cuando sacó al ciego fuera de la ciudad para curarlo de la vista, Marcos 8:22-26? ¿No acostumbraba Jesús a tener retiros? Jesús… solía retirarse a lugares solitarios para orar, Lucas 5:15-16 (BAD). Jesús… se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo”, Juan 6:15 (DHHe). La disciplina espiritual tan ampliamente practicada por Jesús ha caído en desuso hoy en día. ¿No será esa la razón por la que hay tan poca visión, discernimiento y poder espiritual en los creyentes? En conclusión: Los cristianos que quieran revelación de Dios, poder para sus vidas y diseños para sus ministerios necesitan “subir” para encontrarse con Dios y practicar las disciplinas espirituales de congregarse y de apartarse para tener un retiro espiritual. Jesús lo hacía y nosotros deberíamos seguir su ejemplo.