Familia: alojamiento con tensión completa 08-12-19 (#1069)
Episode 71, Dec 09, 2019, 12:08 AM
José Luis Cinalli
8/12/2019
8/12/2019
Familia: alojamiento con tensión completa
Aunque sea difícil de creer el hogar puede ser un lugar lleno de trampas; un campo minado. El diablo suele aprovecharse de algún integrante de la familia para crear problemas y arruinar espiritualmente hasta los miembros más piadosos. ¿Quién influyó en la vida de Sara para que pecara? Su propio esposo, el padre de la fe: “Tú eres una mujer hermosa. Cuando los egipcios te vean… me matarán… Diles que tú eres mi hermana para que… ellos sean amables conmigo…”, Génesis 12:11-13 (PDT). El tentador estaba en su propia casa, peor aún, en su propia cama. ¿Por qué razón Sara consintió a su marido y mintió? Para no tener problemas matrimoniales. Moisés hizo lo mismo: “En el camino a Egipto, Moisés y su familia se detuvieron en un lugar para pasar la noche. Allí Dios estuvo a punto de quitarle la vida a Moisés, pero Séfora tomó un cuchillo y circuncidó a su hijo… Cuando Dios vio lo que había hecho Séfora, dejó con vida a Moisés”, Éxodo 4:24-26 (TLA). Dios estuvo a punto de matar a Moisés porque no había circuncidado a su hijo. Aparentemente Moisés y su esposa tuvieron un desacuerdo con respecto a este punto, y para preservar la paz en el hogar, Moisés decidió no circuncidarlo. Séfora era madianita (descendiente de uno de los hijos de Abraham con Cetura, la esposa que tuvo después que Sara murió, Génesis 25:2). Es posible que la familia de Séfora creyera en el mismo Dios que Abraham, pero que la visión de la circuncisión fuera totalmente diferente. Algunos comentaristas dicen que no la practicaban o que lo hacían solo de adultos; en cambio, Moisés sabía que los varones debían ser circuncidados a los ocho días de nacidos.
Moisés no quería tener problemas matrimoniales pero terminó teniendo problemas con Dios. Sucede lo mismo hoy en día. Para no tener problemas se toleran en la familia comportamientos que deshonran a Dios. Algunas veces las esposas permiten en sus esposos modales y comportamientos que no agradan a Dios. Es común que el progenitor no creyente no quiera que su hijo vaya a la iglesia. El gran pecado del progenitor creyente es tolerar ese capricho. No será menos responsable delante de Dios porque su cónyuge no quiera llevar a sus hijos a la iglesia. Es trabajo de ambos o de uno de los padres, si es que el otro no quiere hacerlo, el de establecer pautas claras de respeto y honra a Dios en la familia. El no hacerlo por temor a que el cónyuge se moleste atraerá el descontento de Dios sobre la propia vida. Recuerda que lo que está en juego es su presencia. ¿Te acuerdas de Amán? Estaba enfurecido porque Mardoqueo no se inclinaba ante él. “Entonces su esposa Zeres y todos sus amigos le aconsejaron: —Manda construir una horca… le dirás al rey que haga colgar a Mardoqueo en esa horca… Este consejo le agradó a Amán, y mandó a construir la horca”, Ester 5:14 (TLA). Su propia esposa lo empujó al desastre porque el mismo Amán fue colgado en esa horca. ¿Y qué sucede con aquellas mujeres que se dejan persuadir por sus esposos a hacer algo que saben no está bien a los ojos de Dios? Bajo el pretexto de que tienen que sujetarse a sus esposos hacen cosas que ofenden a Dios. La deuda que tienes con Dios es más grande que la que tienes con tu esposo. Obedece a Dios antes que a tu marido.
¿Podría una madre ser un instrumento del diablo para hacer tropezar a sus propios hijos? Herodías es un claro ejemplo bíblico. Se aprovechó de su hija Salomé para vengarse de Juan el Bautista. ¡Cuánto debe haber pesado en esa adolescente el pecado que su propia madre la empujó a cometer! ¿Y qué me dices de Rebeca? Su preferencia por Jacob hizo que éste se convirtiera en un hombre tramposo. Le mintió a su padre para recibir la bendición: “Rebeca le dijo a su hijo Jacob: —… Escuché a tu papá hablando con tu hermano Esaú. Tu papá le dijo: “Tráeme un venado y prepáramelo para comerlo y darte mi bendición… Hijo mío, óyeme y haz lo que te digo. Ve al rebaño y consígueme dos cabras… Tú le llevarás la comida a tu papá, y él te dará su bendición… Entonces Jacob le dijo a Rebeca…: —… Es probable que mi papá me toque, va a pensar que soy un engañador y me va a maldecir en lugar de bendecirme. Entonces la mamá le dijo: —…Haz lo que te pido, y tráeme las cabras”, Génesis 27:6-13 (PDT). Si estos ‘santos’ de la Biblia fueron de tropiezo para sus propias familias, ¿cuánto cuidado deberíamos tener nosotros para no hacer lo mismo? Sería trágico ver a uno de nuestros hijos sufrir por una herida infligida por nuestra propia mano. La experiencia de muchos años de ministerio, el testimonio de psicólogos y maestros que trabajan con niños es suficiente para saber que el principal problema de Dios en la familia son sus padres. Es penoso ver sus comportamientos. Si tienen que disciplinarlos lo primero que se les ocurre es no llevarlos a la iglesia. No tienen ningún problema en pagar fortunas por cosas triviales como una zapatilla de marca o un recital de música pero no darían un solo peso para que sus hijos participen de un congreso o un campamento. Sus hijos le suplican que los lleven a las reuniones, incluso a las vigilias de oración y ellos no quieren porque ‘no están de acuerdo’. Están arruinando la vida de sus hijos colaborando con los propósitos del infierno.
El diablo suele aprovecharse de las personas más cercanas, más queridas y que aparentan ser las más espirituales para provocarnos a la desobediencia. La idea de traerle a David la mujer más hermosa de toda la nación para que durmiera a su lado fue de sus propios consejeros: “… Sus consejeros… dijeron: “Busquemos una joven virgen que lo atienda y lo cuide… dormirá en sus brazos y le quitará el frío”. Entonces buscaron una muchacha hermosa… y se la llevaron al rey… pero el rey no tuvo relaciones sexuales con ella”, 1º Reyes 1:2-4 (NTV). La única razón por la que el diablo dejó con vida a la esposa de Job fue para tentarlo a maldecir al Señor: “Maldice a Dios y muérete”, Job 2:9. Eva fue el instrumento de Satanás para tentar a Adán. Y más tarde, utilizaría la lengua de Pedro para disuadir al Señor en su misión redentora cuando le dijo: “Señor ten compasión de ti”, Mateo 16:22. Ten cuidado y muéstrate vigilante. Verifica quienes son tus consejeros y amigos personales y quiénes influyen sobre tu vida. Aunque sean familiares, si te persuaden a pecar, ¡no lo hagas!
Déjame darte un ejemplo positivo de un padre que inspiró a toda su familia a un nuevo nivel espiritual. “Dijo Dios a Jacob: ... sube a Bet-el… Jacob entonces les ordenó a sus familiares...: “Desháganse de todos esos dioses extraños en los que han creído... y subamos a Bet-el... Entonces le entregaron a Jacob todos los ídolos paganos que conservaban... y él los enterró... Y llegó Jacob... y edificó allí un altar... Dios se le apareció... Y Dios lo bendijo”, Génesis 35:1 (VRV), 2 (TLA), 4 (NTV) 6-7 (VRV) y 9 (NTV). Jacob estaba decidido a crecer espiritualmente y empujó a toda su familia a hacer lo mismo. Se dirige a un encuentro de adoración pero no va solo; lleva a toda su familia con él. Los inspiró a la consagración ordenándoles que se desprendieran de sus ídolos (estatuillas que se les atribuía poder para proteger el hogar). Raquel, al igual que nosotros, amaba a Dios pero era infiel espiritualmente al creer también en el poder protector de los tarefines que conservaba en su hogar. Lo más difícil no es adorar a Dios sino hacerlo exclusivamente a Él. Revisa tu casa y destruye todo amuleto propio o heredado en quien tengas puesta tu confianza. Si crees que un trabajo fijo, un sueldo, una casa, ahorros o inversiones aseguran tu futuro entonces ya no confías absolutamente en Dios como tu proveedor. Eso también es idolatría. Todo lo que reciba más atención que Jesús se transforma en un ídolo para nosotros y Dios nunca aceptará el sincretismo espiritual.
Lleva a tu familia natural y espiritual a un nuevo nivel con Dios. No seas una piedra de tropiezo para otra persona, incluyendo a los miembros de tu familia. No maldigas tu propio hogar. Si estás decidido a subir un nuevo nivel en tu relación con Dios, tu familia tarde o temprano te seguirá.