El espíritu de Jezabel 01/12/19 (#1068)
Episode 70, Dec 02, 2019, 12:23 AM
José Luis Cinalli
1/12/2019
El espíritu de Jezabel
“… Yo estaba adorando… De repente… vi siete candelabros de oro. Y de pie en medio… al Hijo del Hombre… él… me dijo: “…escribe… las cosas que suceden ahora, como las que van a suceder…”, Apocalipsis 1:10-19 (NTV).
A Juan se le ordenó escribir acerca de las cosas que están por suceder, es decir, acontecimientos que preceden al fin del mundo como la gran tribulación, la manifestación del anticristo y la segunda venida del Señor, entre otras cosas. Sin embargo, antes de eso Juan tiene una visión de las cosas que están sucediendo en este tiempo. ¿Y qué es lo que ve? Ve a Jesús caminando en medio de su iglesia, Apocalipsis 2:1. Esto significa: 1) Que la iglesia está protegida. Aunque a lo largo de todas las épocas ha sufrido el embate de personas, monarcas, naciones e imperios no ha podido ser destruida. La iglesia ha sido un yunque contra el cual se han gastado miles de martillos. 2) Que la iglesia está siendo evaluada. El Señor ha encontrado tres cosas que no le agradan:
1. Que la iglesia haya perdido su primer amor. “... Hay algo que no me gusta… y es que ya no me amas tanto como me amabas cuando te hiciste cristiano”, Apocalipsis 2:4 (TLA). Jesús también dijo: “Si alguno de ustedes quiere ser mi discípulo, tendrá que amarme más que a su padre o a su madre, más que a su esposa o a sus hijos, y más que a sus hermanos o a sus hermanas. Ustedes no pueden seguirme, a menos que me amen más que a su propia vida”, Lucas 14:26 (TLA). Lastimamos a Dios cuando nuestro amor por Él se enfría. Perder el amor de su esposa no es poca cosa para un esposo enamorado. ¿Cómo te sentirías si la persona a la que amas apasionadamente te dice: “he dejado de amarte”? Ahora bien, la obra de Dios podría hacernos perder el primer amor. Jesús reconoce que la iglesia de Éfeso era muy activa, pero poco espiritual: “… He visto tu arduo trabajo… Pero… ¡No me amas a mí… como al principio!”, Apocalipsis 2:2-4 (NTV). El mismo problema tenía la iglesia de Sardis: “Estoy al tanto de la obra que realizas. Tienes fama de estar vivo, pero sé que estás muerto”, Apocalipsis 3:1 (NT-BAD). Humanamente estas iglesias era inmejorables: programas entretenidos, eventos bien planificados, congresos multitudinarios, organización extrema y mensajes impactantes. Sin embargo faltaba pasión en la relación con Dios. No escaseaban los eventos y congresos; tampoco doctrina y predicación, lo que no había era comunión. ¿No es también nuestro problema? Portamos una fachada de santidad, pero por dentro estamos congelados. Perdimos el fuego. ¡Recuperemos la vida espiritual! Nuestra pasión por Cristo debe ser más grande que la pasión por el llamado; de lo contrario, el ministerio se convertirá en un ídolo. Para recobrar el primer amor necesitamos pasar más tiempo con Dios. Un trato casual y esporádico no nos permitirá conocerlo y, si no lo conocemos, no lo amaremos.
2. Que la iglesia haya perdido su santidad. “Hay algo que no me gusta de ti, y es que has dejado que Jezabel siga engañando a mis servidores… Tú permites que… enseñe… a practicar el sexo a la ligera; ella los incita a cometer inmoralidades…”, Apocalipsis 2:20a (TLA) y 20b (NT-BAD). Llama la atención que el reproche de Jesús esté dirigido a una sola persona: “Hay algo que no me gusta de ti… Tú permites”. ¿Quién era esa persona? El pastor de la iglesia: “Escríbele al pastor de la iglesia de Tiatira”, Apocalipsis 2:18 (NT-BAD). El mismo problema tenía el pastor de la iglesia en Pérgamo: “Hay algo que no me gusta de ti, y es que no has rechazado a los que siguen el mal ejemplo de Balaam. Él le aconsejó a Balac que hiciera pecar a los israelitas…”, Apocalipsis 2:14 (TLA). Los pastores de estas iglesias permitían que personas en pecado ocuparan posiciones de liderazgo. Este fue también el pecado de Elí. Toleraba que sus hijos inmorales a quienes nunca había corregido ni disciplinado, sirvieran como líderes en el tabernáculo. Lo malo de permitir que personas desobedientes ejerzan posiciones de liderazgo es que influencian negativamente sobre toda la iglesia incentivándola a pecar contra Dios. Advierte las palabras de Jesús: “Tú permites que Jezabel enseñe… ella los incita a cometer inmoralidades”. Lo que caracterizaba a esta perversa mujer llamada Jezabel no era tanto su maldad sino su poder para impartir esa maldad a otras personas: “Nunca nadie se entregó tanto a hacer lo que es malo a los ojos del SEÑOR como Acab, bajo la influencia de su esposa Jezabel”, 1ª Reyes 21:25 (NTV). Jezabel usó su influencia para pervertir a su esposo y también para arruinar el ministerio de Elías: “... Jezabel mandó… a decirle a Elías: “Te voy a matar…”. … Elías… se asustó tanto que huyó… estaba tan triste que se quería morir…”, 1º Reyes 19:2-4 (TLA). La perversa influencia de Balaam y Jezabel resultó devastadora para la nación, ya ambos arrastraron a miles a la inmoralidad y la idolatría. ¡Cuánto daño hacemos al permitir que personas en pecado ocupen posiciones de liderazgo!
Personas en desobediencia ocupando posiciones de liderazgo tienen el potencial de corromper toda la iglesia, o toda la nación, o toda la empresa, o toda la familia. Si la fruta en descomposición no es quitada pudre todo el cajón. Elías lo sabía muy bien. Por eso después de avergonzar a los profetas de Baal en el monte Carmelo los mandó a matar. Se aseguró de que el germen de la maldad terminara para siempre: “Elías ordenó: “Atrapen a todos los profetas de Baal…”. Entonces… Elías los llevó al valle de Cisón y allí los mató”, 1ª Reyes 18:40 (NTV). Los que promovieron y desparramaron la idolatría fueron exterminados. ¿Por qué? Porque de lo contrario volverían a encender la rebeldía. “Los falsos profetas… que traten de descarriarte serán ejecutados, porque fomentan la rebelión contra el SEÑOR tu Dios… De esa manera, eliminarás la maldad que hay en medio de ti…”, Deuteronomio 13:5 (NTV). Llevar a otros a desobedecer es un pecado, pero permitir que esas personas ocupen posiciones de liderazgo es un pecado aún mayor. No solo porque son una inspiración para que las personas sigan su mal ejemplo sino porque sus comportamientos comprometen la presencia de Dios. Por eso, la única carga que Cristo le impuso a la iglesia en Tiatira era deshacerse de Jezabel: “No les impongo otra carga”, Apocalipsis 2:24 (NBLH).
3. Que la iglesia haya perdido su dependencia del Espíritu. “Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente…y ya que eres tibio… ¡te escupiré de mi boca! Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta que eres un infeliz y eres un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo. Así que… tendré que castigarte si no abandonas esa indiferencia y te arrepientes”, Apocalipsis 3:15-18 (NTV) y 19 (NT-BAD). ¿Cuál era el problema de esta iglesia? ¿Falsa doctrina? ¿Inmoralidad? ¿Divisiones? ¿Poco servicio? Nada de eso. Su problema era el orgullo espiritual, el materialismo, la indiferencia y la autosuficiencia. “Tú dices: … ¡no necesito nada!”, Apocalipsis 3:17 (NTV). Se había vuelto tan autosuficiente que ni siquiera necesitaba a Dios. Lo había echado de la iglesia: “¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos”, Apocalipsis 3:20 (NTV). Laodicea era una iglesia, pero sin Dios. ¡Qué increíble que Cristo sea impedido de entrar a su propia iglesia! Pero más increíble es su amor. Pese a nuestra indiferencia y rechazo Él sigue tocando las puertas de nuestra vida e iglesia esperando a que respondamos positivamente a su llamado. Jesús se presenta como un peregrino y apela aun hoy en día a la hospitalidad. ¿Habrá alguien que quiera tener comunión con Él?