El fin del mundo 01/09/19 (#1055)

Episode 57,   Sep 02, 2019, 01:15 AM

José Luis Cinalli
 1/9/2019
El fin del mundo
 
 “… Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva…”, Isaías 65:17 (TLA). Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir…”, Apocalipsis 21:1 (NVI).
 
¿Hacia dónde crees que se dirige el mundo? ¿Tendrá fin o será eterno? La Biblia nos da la respuesta: El cielo y la tierra dejarán de existir, Mateo 24:35 (DHH); Marcos 13:31; Lucas 21:33. La tierra y el cielo se acabarán…”, Salmo 102:26 (PDT); Isaías 34:4; Isaías 51:6; Hebreos 1:10-11. “… Todo lo creado… será destruido…, Hebreos 12:27 (PDT); Apocalipsis 6:14; 20:11. “… Los cielos desaparecerán en medio de un estruendo espantoso… y la tierra y lo que en ella hay desaparecerán envueltos en llamas… Sí… Dios prenderá fuego a los cielos, y los cuerpos celestes… desaparecerán envueltos en llamas. Entonces… habrá nuevos cielos y una tierra nueva…, 2ª Pedro 3:10-13 (NT-BAD). ¿Podrían ser estos los efectos de una bomba atómica? ¿Se destruirá todo el universo o solo aquello que ha sido afectado por el pecado del hombre? La única certeza es que el mundo se dirige hacia un final irreversible y que tendremos un nuevo cielo, una nueva tierra y una nueva ciudad: “Voy a crear una nueva Jerusalén; será una ciudad feliz y en ella vivirá un pueblo alegre, Isaías 65:18 (TLA). ¿A qué pueblo se refiere? A la iglesia: “… Se acercó uno de los siete ángeles… y me habló así: “Ven, que te voy a presentar a la novia, la esposa del Cordero”… y me mostró la ciudad santa, Jerusalén…”, Apocalipsis 21:9-10 (NVI). La nueva Jerusalén es el hogar de los hijos de Dios, pero también de ángeles felices: “Ustedes han tenido la dicha de poder subir directamente… a la Jerusalén celestial, a la asamblea de un sinnúmero de ángeles felices que alaban a Dios, y a una iglesia compuesta por hombres, mujeres y niños cuyos nombres están inscritos en el cielo… y a los espíritus de los redimidos, que ya están en el cielo, que ya han sido perfeccionados…”, Hebreos 12:22-23 (NT-BAD). ¿Quiénes son “Los espíritus de los redimidos, que ya están en el cielo, que ya han sido perfeccionados”?, Hebreos 12:23 (NT-BAD). Posiblemente se refiera a los justos del A.T. que hubieron de esperar hasta alcanzar lo que Dios proveyó mediante la obra de Cristo para ser perfeccionados juntamente con nosotros, Hebreos 10:14. No te olvides que ellos esperaban una ciudad celestial (Hebreos 11:10 y 16) y la tuvieron.
 
¿Qué cuerpo tendrán los que vivan en la nueva Jerusalén? Cuerpos glorificados: “Nuestros cuerpos terrenales… son diferentes de los cuerpos que tendremos cuando resucitemos, porque éstos no morirán jamás. El cuerpo que ahora tenemos… se enferma y muere; pero cuando resucite será glorioso. Ahora es débil… pero cuando resucite será completamente fuerte…”, 1ª Corintios 15:42-43 (NT-BAD). Nuestro cuerpo se deteriora, sufre dolor, cansancio y enfermedad, pero el cuerpo resucitado estará exento de toda molestia porque el Señor mismo “Secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor…”, Apocalipsis 21:4 (NTV); Lucas 20:36; 1ª Corintios 15:53. “Ya no habrá más maldición sobre ninguna cosa…”, Apocalipsis 22:3 (NTV). El cuerpo resucitado no estará limitado por el espacio y el tiempo. Algunos insinúan que podremos trasladarnos de un lugar a otro como lo hacía Jesús después de resucitado, Lucas 24:31; Juan 20:19 y 26. Por último, “Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre”, Mateo 13:43 (NTV); Daniel 12:3. ¿No brillan también los rostros de aquellas personas que gozan de una profunda relación con Dios?, Isaías 58:8. Cuando una persona pasa tiempo con Dios su vida refleja un brillo especial y todo el mundo se da cuenta. ¿Recuerdas a Moisés? Su rostro resplandecía porque había hablado con el SEÑOR…, Éxodo 34:29 (NTV). Lo mismo sucedió con Jesús. Sus discípulos vieron que “La cara le brillaba como el sol…”, Mateo 17:2 (NTV). Esteban es otro ejemplo. La Biblia dice que cuando lo apedreaban Su cara comenzó a brillar como la de un ángel, Hechos 6:15 (NTV). También es cierto que todo el mundo se da cuenta cuando una persona ha descuidado su relación con Dios. Jonatán sabía que Dios ya no estaba con su padre. Le dijo a David: “Que el Señor esté contigo como antes estaba con mi padre, 1º Samuel 20:13 (NTV). La única razón por la que el rostro de muchos creyentes no brilla es porque no pasan tiempo con Dios. 
 
La nueva Jerusalén tendrá la forma de un cubo de 2220 kilómetros de lado, Apocalipsis 21:16. El lugar santísimo del antiguo templo también tenía forma de cubo, 1º Reyes 6:20. Eso significa que la nueva Jerusalén será la morada de Dios y también de sus redimidos: “… El hogar de Dios ahora está entre su pueblo. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo…”, Apocalipsis 21:3 (NTV). Será una ciudad muy grande para alojar cómodamente a los hijos del Señor. Con razón Jesús dijo que en el cielo “hay lugar más que suficiente…”, Juan 14:2 (NTV). Juan vio que la ciudad tenía un muro de doce puertas de perlas (Apocalipsis 21:21) vigiladas por doce ángeles guardianes y los nombres de las doce tribus de Israel estaban escritos en ellas, Apocalipsis 21:12. ¿Para qué vigilan los ángeles? Para que nadie más que los redimidos puedan ingresar, Apocalipsis 21:27. La muralla estaba hecha de jaspe y la ciudad entera era de oro puro (Apocalipsis 21:18 y 21) y no había necesidad de sol ni de luna porque la gloria de Dios iluminaba todo: “Ya no necesitarás que el sol brille durante el día, ni que la luna alumbre durante la noche, porque el SEÑOR tu Dios será tu luz perpetua, y tu Dios será tu gloria…”, Isaías 60:19-20 (NTV). En la eterna ciudad los redimidos verán a Dios cara a cara: “… Verán su rostro y su nombre… estará en la frente, Apocalipsis 22:3-4 (PDT). ¡Qué cuadro tan maravilloso! ¡La gloria conjugada de Dios y del Cordero llenándolo todo!
 
¡Qué cosa curiosa! Conocemos las medidas exactas de la nueva Jerusalén y el material usado en su construcción; pero, ¿alguien conoce los recursos de Dios en respuesta a la oración? Jesús dijo que la oración de fe mueve montañas, Mateo 17:20. Entonces, ¿por qué no la practicamos? ¿Será por eso que vivimos derrotados? ¿Será por eso que esperamos en un hombre lo que solo Dios puede darnos? ¿Por qué tenemos tan poca fe?  ¿Por qué no gozamos de una vida victoriosa como aquellos primeros cristianos? ¿Será porque ellos estaban ungidos por el Espíritu Santo y nosotros revestidos de filosofía mundana? ¿Será porque ellos combatían el pecado y nosotros consentimos con él? ¿Será porque ellos se ocupaban de la oración y la predicación y nosotros de organizar eventos y mejorar la sociedad rociando la maldad con agua de rosas? ¿Será porque para ellos el mundo le era crucificado, mientras que nosotros lo respetamos y buscamos su alabanza? ¿Será porque ellos esperaban en Dios y nosotros en el gobierno de turno? Qué tragedia. Somos tan terrenales que ya no somos útiles para las cosas celestiales.   
 
¿Por qué no desatamos la ira del infierno? ¿Por qué somos el hazmerreír del diablo? ¿Será porque aquellos primeros creyentes vivían con un corazón hecho un volcán, denunciando el pecado y volviendo la nación del poder de Satanás a Dios mientras que nosotros morimos por un cargo eclesiástico y títulos teológicos? ¿Será porque ellos eran famosos en las prisiones y nosotros en los púlpitos? ¿Será que ellos sabían de oración y consagración, más nosotros de promoción y competencia? ¿Será porque ellos eran una incubadora de nuevos convertidos y nosotros un refrigerador de ‘piadosos’ religiosos? ¿Será porque ellos eran hábiles en la fe y nosotros hábiles en estorbar al Santo de Israel? ¿Será porque ellos eran diestros en unidad y nosotros siniestros en división? ¿Será porque Dios está siendo ignorado, sus leyes quebrantadas, su nombre profanado, su libro olvidado y su casa convertida en un círculo de actividades recreativas? ¿Será porque ellos buscaban el poder de lo alto y nosotros el de los políticos? ¿Será porque ellos eran ardientes intercesores y nosotros diligentes consejeros? ¿Por qué tenían tantos nacimientos espirituales? ¿Será porque ellos estaban deseosos de engendrar y nosotros de viajar? ¿Será que ellos predicaban arrepentimiento, regeneración, santificación y nosotros el evangelio de la codicia y la prosperidad? ¿Será que ellos eran maestros en oración y nosotros doctores en teología? ¿Será porque sus mensajes eran de vida o muerte y los nuestros repletos de trivialidades y graciosos chistes que entretienen en lugar de salvar? Si nos dedicáramos a los negocios del reino como lo hacemos con los nuestros, el mundo estaría viviendo un despertamiento espiritual.
 
 
Elías sabía de los recursos ilimitados de Dios a la oración de fe. Detuvo el curso de la naturaleza y puso en estrechez la economía de una nación. Oró y cayó fuego del cielo; oró y la gente cayó sobre sus rodillas; oró y llovió. Ay de nosotros que queremos el poder de Elías, pero no sus destierros. ¿Dónde está el Dios de Elías? En el trono, ¡esperando a los Elías de Dios! El poder que se deriva del lugar secreto es ilimitado. Y nosotros no lo conocemos. Esa es la razón por la que aquella primera iglesia sacudía el infierno y ponía patas arriba imperios poderosos y nosotros cruzamos dedos esperando el próximo gobierno para que nos salve del desastre en el que estamos. ¡Qué vergüenza! No hay sustituto para la oración; o la practicamos o morimos.