La lista de los condenados al infierno 08/09/19 (#1056)

Episode 58,   Sep 09, 2019, 12:35 AM

José Luis Cinalli
 8/9/2019
La lista de los condenados al infierno
 
“Los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras, y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre…”, Apocalipsis 21:8 (NBLH).
 
La Biblia registra varias listas, la de los dones del Espíritu, la de las bienaventuranzas, la de los mandamientos y también la de los condenados al infierno. ¿Quiénes figuran en esa lista?
 
1)    Los cobardes. La siniestra procesión de condenados está encabezada por los cobardes y no por los criminales, violadores o narcotraficantes. Cobarde es aquel que teme declarar su lealtad a Cristo por miedo a perder algo. Y, ¿qué es lo que podría perder? ¿La vida? ¿El trabajo? ¿La libertad? Nada de eso. Somos cobardes por mucho menos; por ejemplo, no queremos ser criticados o perder amigos, influencia o popularidad. La Biblia dice que “Muchos de los dirigentes judíos que creían que Él (Jesús) era el Mesías no lo admitían públicamente por temor a que los fariseos los expulsaran de la sinagoga. ¡Amaban más el aplauso de los hombres que el aplauso de Dios!”, Juan 12:42-43 (NT-BAD). Otro caso de cobardía es el de los padres del muchacho ciego sanado por Jesús que, por miedo a perder prestigio social, mintieron públicamente ante los fariseos: “… No sabemos… quién lo sanó… Los padres dijeron eso por miedo a los líderes judíos, quienes habían anunciado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga”, Juan 9:20-22 (NTV). Por cobardía Pedro negó al Señor y los demás discípulos lo abandonaron. ¿Y qué dices de Pilato? Es verdad que en un momento quiso salvar a Jesús, pero al final lo entregó a la muerte para no afectar su zona de confort ni perder popularidad entre los judíos. Jesús dijo: “Si alguien se avergüenza de mí y de mi enseñanza, entonces yo me avergonzaré de él cuando venga en mi gloria…”, Lucas 9:26 (PDT). Pablo expresó: Serás salvo si reconoces abiertamente que Jesús es el Señor… Pues Dios te aprobará si crees de todo corazón y te salvará si con tu boca lo anuncias a otros, Romanos 10:9-11 (PDT). La incapacidad para defender los principios cristianos cuando éstos son menoscabados o atacados también es una prueba de cobardía. Una vez tomé un curso de sexualidad. Quienes dictaban la charla se burlaban de Dios y promocionaban abiertamente el libertinaje sexual. Lo menos que se esperaba era que me levantara y defendiera los valores del reino. Pero no lo hice. ¡Mil veces me arrepentí de mi cobardía! El silencio de los padres mientras se adoctrina a sus hijos en ideología de género, ¿no es también cobardía? La actitud del maestro que hace la vista a un costado cuando sabe que uno de sus alumnos está siendo abusado, ¿no es cobardía? La falta de compromiso en los líderes cristianos para predicar acerca de temas controversiales y polémicos abordados por la Biblia para no molestar los intereses de nadie, ¿no es cobardía? La cobardía es muy mala porque la maldad que se tolera afecta a miles de personas. Un asesino puede matar a una persona y el adúltero engaña a una mujer, pero el cobarde permite que el mal se desparrame sin límites y lo hace solamente para no pasar un mal rato.
 
2)    Los incrédulos. No existe un pecado más grave que la incredulidad. Es tan malo que nos condena al infierno: El que no cree ya ha sido condenado, Juan 3:18; Marcos 16:16. El diablo trabaja full time para que no tengamos fe: “… El diablo… no quiere que crean y se salven, Lucas 8:12 (BLA). Además, la incredulidad impide que Dios nos bendiga: Por causa de la incredulidad de la gente (Jesús) no hizo allí muchos milagros”, Mateo 13:58 (NT-BAD). No te confundas. No es la oración la que trae las bendiciones del cielo sino la oración con fe: “Oigan bien. Oren por cualquier cosa, y si creen, la recibirán…”, Marcos 11:24 (NT-BAD). “Ustedes pueden orar por cualquier cosa y, si tienen fe, la recibirán, Mateo 21:22 (NTV). ¡La bendición es un derivado de la fe! 
No todas las personas que se acercaron a Jesús por un milagro lo recibieron. Bartimeno fue sanado porque tuvo fe: “Tu fe te ha sanado…”, Marcos 10:52. A la mujer con flujo de sangre Jesús le dijo: “Tu fe te ha sanado…”, Marcos 5:34 (NTV). A los ciegos que se habían acercado por sanidad Jesús les preguntó: “¿Creen que puedo darles la vista?”, Mateo 9:28 (NTV). Solo cuando ellos dijeron “sí” Jesús los sanó, Mateo 9:29. A la mujer que ungió sus pies “Jesús le dijo… Tu fe te ha salvado…”, Lucas 7:50 (NTV). La única cosa que asombró a Jesús en esta tierra fue la fe de un centurión romano y de una mujer cananea: “… Nunca he visto en Israel a nadie con tanta fe, Mateo 8:8-10 (PDT). “… Mujer, ¡qué fe tan grande tienes!...”, Mateo 15:28 (BNP). Jesús no sanó a todos los enfermos sino solo a aquellos que acudían a Él con fe. Los apóstoles hicieron lo mismo: “En Listra había un hombre que nunca había podido caminar… Estaba sentado escuchando y… tenía fe en que Dios lo podía sanar Pablo le dijo…: -¡Ponte de pie! El hombre saltó y empezó a caminar”, Hechos 14:8-10 (PDT). Está claro que sin fe no hay bendición ni tampoco comunión con Dios: “… Asegúrense de que ninguno de ustedes tenga un corazón… incrédulo que los aleje del Dios vivo, Hebreos 3:12 (NTV). Cuanto más profundo quieras ir con el Señor, más fe deberás tener. Y la fe es como un músculo, se ejercita con los desafíos. Dios te pedirá que hagas algo que está más allá de tus posibilidades y esperará ver tu reacción. Si superas el desafío te presentará otro más grande porque los nuevos desafíos exigen nuevos niveles de fe. Cierta vez Jesús le pidió a sus discípulos que le dieran de comer a una multitud, Mateo 14:16. Ellos fracasaron porque el desafío no estaba dentro de sus posibilidades económicas. Ellos dijeron: “… No tenemos…”, Mateo 14:17. La fe mira a Dios y la incredulidad la billetera. Acaso, ¿no sabía Jesús que ellos no tenían los recursos económicos? Claro que sí. Y entonces, ¿por qué les pidió que hagan algo que no podían? ¡Sí que podían! Ellos no necesitan dinero, necesitaban fe. Jesús nunca te pedirá algo que no puedas hacer si permaneces en dependencia de Él. ¿Y qué dijo Moisés cuando Dios lo envió al faraón? No sé hablar, Éxodo 4:10. ¿Cómo reaccionó Zacarías cuando el ángel le dijo que tendría un hijo? No puedo porque soy viejo, Lucas 1:18.  ¿Y qué dijo Jeremías cuando Dios lo llamó a ser predicador? No puedo porque soy joven.  “No tengo”, “no puedo”, ‘no sé”. Todo esto es incredulidad. Y la incredulidad nos lleva a desobedecer. Los que desobedecen no creen, y los que no creen, desobedecen. La razón por la que Aarón y Moisés desobedecieron al golpear la roca fue la incredulidad. “El Señor les dijo… “Puesto que ustedes no creyeron en mí...”, Números 20:12 (RVC). Y la incredulidad les llevó a perder la tierra prometida. Y nuestra incredulidad, ¿cuántas bendiciones nos hace perder?
 
Ahora bien, si la materia no se la aprueba hay que volver a rendirla. ¿Te acuerdas del fracaso de los discípulos en darle de comer a la multitud? Después de un tiempo Jesús dijo: “saquen una hoja”. El nuevo desafío consistía en expulsar un demonio de un niño. ¿Superaron la prueba? No. Jesús les dijo: Ustedes no tienen la fe suficiente…”, Mateo 17:20 (NTV). El escollo más grande que encontró Jesús en la formación de sus discípulos fue la incredulidad. Jesús los regañó diciendo: “¿Por qué tienen tan poca fe?”, Mateo 6:30 (NTV). ¿Te acuerdas de la tormenta que se desató mientras los discípulos cruzaban el mar? Jesús les recriminó: “… ¡Qué poca fe tienen!...”, Mateo 8:26 (BLA). La verdadera causa del hundimiento de Pedro en el mar fue la incredulidad. Jesús le dijo: “¡Hombre de poca fe!...”, Mateo 14:31 (NT-BAD). ¿Aprobaron los discípulos alguna vez la materia de la fe? En parte. Antes de morir Jesús le pidió a dos de ellos que vayan a la aldea más cercana, desataran un burrito y se lo trajeran, Lucas 19:29-34. Al día de hoy sería como ir a una concesionaria y tomar el auto OK que está en la vidriera. Y si alguien nos preguntara qué estamos haciendo diríamos: “El Señor lo necesita”. Y ellos lo hicieron. Pero varios días después volvieron a fracasar. Las mujeres regresaron del sepulcro diciendo que Jesús había resucitado y ellos no lo creyeron, Lucas 24:11. Es que la fe de ayer no te sirve para hoy. Para cada desafío necesitas una nueva medida de fe y eso se logra pasando tiempo con Jesús: “… La fe viene por escuchar atentamente… la palabra de Dios, Romanos 10:17 (NT Pesh). Los discípulos fracasaban en sus desafíos de fe porque ellos nunca oraban. Veían a Jesús orar y retirarse a los montes para tener comunión con Dios, pero no lo imitaban. En dos oportunidades Jesús los invitó a su lugar secreto y se quedaron dormidos en el monte de la transfiguración (Lucas 9:32) y en el Getsemaní, Marcos 14:40. No es de extrañar que les faltara fe. Pero después de la muerte de Jesús empezaron a desarrollar las disciplinas espirituales de la oración, el ayuno y la vigilia. Desde entonces nunca más fueron cobardes o incrédulos. Cuando seas un hombre de oración, te convertirás en un hombre de fe.
 
Cuando Dios te coloque frente a un desafío de fe no reacciones mirando la cuenta bancaria o tus limitados recursos porque podrías perderte una gran bendición. En medio de la bancarrota económica en la que estamos diez hermanos sintieron el desafío de viajar al África para evangelizar a los niños. No dudo que debieron haber escuchado la voz del enemigo que les decía que no es época para hacer tales cosas, pero al final ellos creyeron, compraron su boleto y servirán a Dios del otro lado del mundo. Hermano, la economía del país podría estar en crisis pero nunca la de Dios. Podría haber desabastecimiento pero no en los tesoros del cielo. Mientras permanezcas conectado a Dios su provisión nunca te faltará. Dios no tiene límites para bendecirte si tú no le pones límites para ser bendecido.