La avaricia y la ambición congelan al corazón 17/03/19 (#1031)
Pastor José Luis Cinalli - 17/03/19
La avaricia y la ambición congelan al corazón
“Que no haya entre ustedes pecados sexuales… ni avaricia. Que nadie los acuse de semejantes pecados… Sepan esto: jamás tendrá parte en el reino de… Dios el que ande con inmoralidades… o avaricias (ser avaro es lo mismo que ser idólatra, pues el avaro ama los bienes terrenales más que a Dios)… No se dejen engañar… pues por cosas así Dios castiga terriblemente…”, Efesios 5:3-5 (NT-BAD) y 6 (TLA).
La avaricia es un pecado del corazón: “Del corazón de la persona, sale… la avaricia…”, Marcos 7:21-22 (NTV). Se lo compara con el pecado sexual que según la Biblia es un gran pecado, Génesis 39:9. La avaricia es un deseo insaciable de tener más, es como querer llenar un recipiente de agua con un agujero en el fondo: “El que ama el dinero nunca se satisface… siempre quiere más y más…”, Eclesiastés 5:10 (PDT). La bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre; pero el dinero jamás apaga la avaricia. ¿Por qué la avaricia es tan grave? Porque es idolatría: “… La persona avara es idólatra…”, Colosenses 3:5 (NTV). El avaro pone su confianza y esperanza en los bienes terrenales y, consciente o no, cree que su felicidad depende de cuánto tiene. David expresó: “No pongan su confianza en el dinero… si tus riquezas aumentan, no las hagas el centro de tu vida”, Salmo 62:10 (TLA) y (NTV). “No arruines tu salud por las riquezas… deja esa obsesión…”, Proverbios 23:4 (PDT). “No corran tras el dinero… confórmense con lo que tienen, pues Dios ha dicho: Nunca te dejaré ni te abandonaré”, Hebreos 13:5 (BLA). ¡No importa cuánto ganes, si tratas de lograr la felicidad acumulando riquezas, nunca tendrás lo suficiente!
La avaricia es un pecado muy serio: “Aléjense de toda avaricia…”, Lucas 12:15 (PDT). Pablo agregó: “No se relacionen con ninguno que afirma ser creyente y… es avaro… Ni siquiera coman con esa gente”, 1ª Corintios 5:11 (NTV). “No te sientes a la mesa de un avaro…”, Proverbios 23:6 (PDT). ¿Cuál es el destino de los avaros? “Los avaros… no heredarán el reino de Dios”, 1ª Corintios 6:9-10 (NVI). “Jamás tendrá parte en el reino de… Dios el que ande con… avaricias”, Efesios 5:5 (NT-BAD). Depositar nuestra confianza en los bienes de este mundo no es de sabios:“Qué aflicción te espera a ti que… crees que tu riqueza comprará seguridad y así pondrás el nido familiar fuera de peligro”, Habacuc 2:9 (NTV). “No depositen sus esperanzas en las efímeras riquezas de este mundo sino en el Dios vivo… empleen el dinero en hacer el bien… y… compartan lo que Dios les ha dado… De esta forma estarán acumulando en el cielo un verdadero tesoro…¡Es la única inversión eternamente segura!…”, 1ª Timoteo 6:17-19 (NT-BAD).
Ser libre de la avaricia es uno de los requisitos más importantes para ocupar un cargo de liderazgo:“Escoge… de entre todo el pueblo a hombres… temerosos de Dios… que aborrezcan la avaricia, y ponlos sobre el pueblo como jefes…”, Éxodo 18:21. Pablo dijo: “Es necesario que el obispo sea irreprensible… no codicioso… no avaro”, 1ª Timoteo 3:2-3 (NVP). La avaricia podría contaminar los púlpitos de las iglesias: “Entre ustedes surgirán falsos maestros… Tan avariciosos serán… que les dirán cualquier cosa con tal de sacarles dinero… Dios hace tiempo que ha dictado sentencia contra ellos, y ya les llegará la hora del castigo… En la avaricia tienen maestría… andan tan descarriados, que muy bien podría llamárseles seguidores de Balaam… quien por ganar dinero hacía cualquier cosa… Estos individuos… ¡están condenados a pasar la eternidad en la más negra oscuridad!”, 2ª Pedro 2:1-17 (NT-BAD). La avaricia acarrea muerte espiritual, pero también acorta la vida sobre esta tierra. Solo “El príncipe… que aborrece la avaricia, prolongará sus días”, Proverbios 28:16. ¿Recuerdas a Acán? La avaricia lo llevó a tomar el manto babilónico: “Vi entre el botín un hermoso manto… plata y un lingote de oro…, me dominó la codicia y los tomé…”, Josué 7:21 (Castillian). Y su avaricia lo arrastró a la muerte. Josué le dijo: “El Señor te traerá la desgracia a ti. Entonces todos los israelitas los mataron a pedradas y los quemaron”, Josué 7:25 (PDT). Bien lo dijo Pablo: “El amor al dinero es raíz de toda clase de males, y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y han llenado de sufrimiento su propia vida”, 1ª Timoteo 6:10 (DHH 2002).
La Biblia desnuda la avaricia de algunos líderes espirituales. Un ejemplo de ello fueron Joel y Abías, los hijos de Samuel: “Ninguno de los dos siguió el ejemplo de su padre, sino que ambos se dejaron guiar por la avaricia, aceptando sobornos y pervirtiendo la justicia”, 1º Samuel 8:3 (BAD). Otro caso manifiesto de avaricia fue el de Giezi, criado de Eliseo. Como agradecimiento por la sanidad Naamán le ofreció al profeta un regalo que éste no aceptó. Dominado por la avaricia, Giezi corrió detrás de Naamán y mintiéndole le dijo que su amo quería 34 kilos de plata y dos mudas de ropa. Cuando regresó a casa Eliseo le preguntó: “¿A dónde fuiste…? Giezi le contestó: “A ninguna parte”. Eliseo le dijo… “¡Mentira! En mi mente vi cuando el hombre se dio vuelta en su carruaje para verte… Ahora tú y tus hijos contraerán la enfermedad de Naamán.¡Siempre tendrás la lepra!…”, 2º Reyes 5:25-27 (PDT). Joacim, el hijo del rey Josías también fue un líder lleno de avaricia. Jeremías le dijo: “Tu padre… era justo y recto… pero tú, sólo tienes ojos para la avaricia… Por lo tanto… Serás enterrado como un burro muerto…”, Jeremías 22:15-19 (NTV). Uno de los pecados más graves de Israel fue la avaricia: “Desde el menos importante hasta el más importante, sus vidas están dominadas por la avaricia… incluso mis profetas y sacerdotes son así…”, Jeremías 8:10 (NTV). “Los guardianes de Israel… todos, sin excepción procuran su propia ganancia”, Isaías 56:10-11 (NVI). “Ustedes… sacerdotes, enseñan las leyes de Dios sólo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague. Sin embargo, todos alegan depender del SEÑOR…”, Miqueas 3:11 (NTV). Aun el mismo Jesús denunció este gran pecado en los líderes religiosos de su época: “…Ustedes están… llenos de avaricia…”, Mateo 23:25 (NTV).
¡Cuántos líderes hoy en día siguen el mismo camino de la avaricia! Pastores que hacen diferencia entre sus miembros según el dinero que aportan. Por temor a perder la ofrenda toleran el pecado que termina ‘corriendo’ la presencia de Dios de su iglesia. ¡Si supieran que están cavando sus propias tumbas ministeriales! Por temor a perder al ofrendante terminan perdiendo la presencia de Dios. ¿Y qué decir de aquellos líderes que tienen su propio honorario para predicar? No es Dios sino el dinero quien dirige sus vidas ministeriales. Van a cualquier lugar que puedan pagar su tarifa dolarizada. Llueven ofertas de personas ‘ungidas’ deseosas de compartir sus ministerios con nosotros siempre que paguemos cierta cantidad de dinero que se mide por hora, por conferencia o por día. Vez pasada tuvimos la intención de invitar a un predicador. Grande fue nuestra sorpresa cuando lo único que quería saber era: ¡cuántos dólares habíamos pensado darle para su ofrenda! ¿Y qué decir de los músicos? Ellos cobran y nosotros pagamos para verlos cantar a Dios. Una cosa es que se cubran los gastos y estoy de acuerdo con que se los honre debidamente pero, ¿cobrar sumas exorbitantes para verlos adorar a Dios? ¿Imaginas a Pablo, Pedro o alguno de los líderes de la iglesia primitiva cobrar para dar sus conferencias? Esta gente debería recordar que la gracia, el talento y la unción que tienen no proviene de ellos mismos, es prestada. Dios se los dio para engrandecer su nombre y edificar el reino, pero ellos se aprovechan de sus dones para engrosar su ego y también su billetera. Erradiquemos la avaricia de nuestros corazones y tengamos el mismo corazón que tuvo David quien le dijo a Dios: “Dame entusiasmo por tus leyes en lugar de amor por el dinero”, Salmo 119:36 (NTV).
Cuidado con pensar que la avaricia es solo para los que tienen dinero. Hemos visto a reyes y gobernadores como Félix poseídos por la avaricia como a personas que no tienen nada, como el criado de Giezi o como Judas quien permanecía cerca del Maestro solo porque tenía la bolsa del dinero. Al igual que a él la avaricia nos arrastra a cometer otros pecados: “El que corre tras el dinero no estará sin pecado”, Proverbios 28:20 (BLA). Además de robar de la tesorería que se le había confiado, ofreció ayuda para deshacerse de Jesús y lo hizo por dinero, Mateo 26:15; Lucas 22:4-6. “Los que anhelan volverse ricos a veces hacen cualquier cosa por lograrlo, sin darse cuenta que ello puede dañarlos, corromperles la mentey por fin enviarlos al mismo infierno”, 1ª Timoteo 6:9 (NT-BAD). ¡La avaricia llevó a Judas a realizar el peor negocio de la historia! La avaricia lo pierde todo por quererlo todo: “Quien solo vive pensando en dinero, acabará más pobre de lo que se imagina”, Proverbios 28:22 (TLA). Finalmente escuchemos las palabras de Jesús y decidamos a quién serviremos: “Nadie puede servir a dos patrones al mismo tiempo. Odiará a uno y amará al otro, o se dedicará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas”, Mateo 6:24 (PDT).