Entierra tus malos pensamientos y nunca les lleves flores 24/03/19 (#1032)
Pastor José Luis Cinalli - 24/03/19
Entierra tus malos pensamientos y nunca les lleves flores
“… Del corazón de la persona, salen los malos pensamientos”, Marcos 7:21 (NTV).
Los pensamientos malos no surgen de la nada, Satanás los siembra en nuestra mente. Jesús dijo:“El enemigo que la sembró es el Diablo”, Mateo 13:39 (CJ). El diablo hace responsable a los cristianos de sus propios pensamientos malvados. Deposita SU basura en las puertas de nuestra mente como niños abandonados haciéndonos creer que esos huérfanos son nuestros propios hijos. Tan diestro es en introducir sus ‘malicias espirituales’ en nuestra mente que terminamos asumiendo la responsabilidad de esa inmundicia. ¿No te has sentido muchas veces avergonzado por tus pensamientos? Cuando eso sucede el diablo ha cumplido su propósito de llenarnos de culpa y vergüenza para que renunciemos a la misión de Dios para nuestras vidas.
Sabemos entonces que nuestras mentes son sembradas de pensamientos perversos y también sabemos quién hace el trabajo. Lo que resta saber ahora es cuánto tiempo permitiremos que esa basura se quede en nuestra mente. La recomendación bíblica es que no hospedemos malos pensamientos. Pedro le dijo a Simón: “Tu corazón está torcido… Por tanto, arrepiéntete… por haber abrigado ese pensamiento en tu corazón”, Hechos 8:21-22 (Kadosh). Jesús dijo: “¿Por qué están entreteniendo pensamientos malvados en sus corazones?”, Mateo 9:4 (Kadosh). “¿Por qué dan lugar a tan malos pensamientos?”, Mateo 9:4 (NVI). “¿Hasta cuándo darás vueltas en tu cabeza a pensamientos perversos?”, Jeremías 4:14 (DHH).
Los malos pensamientos son como huevos de serpientes: “Incuban huevos de áspides… el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras”, Isaías 59:5. El escritor bíblico utiliza la imagen de la serpiente para referirse a la ponzoñosa influencia de los malos pensamientos. Cuando permitimos que ellos se apoltronen cómodamente en nuestra mente corremos un grave peligro. ¿Qué pasaría si encontraras basura por todo el patio de tu casa? Nada malo si te deshicieres de ella inmediatamente, pero si la dejas no solo que se pudre sino que provoca mal olor. El diablo es quien nos tira mugre. Eso no podemos evitarlo. Lo que sí podemos hacer es limpiar nuestra mente tan rápido como lleguen esos malos pensamientos: “¿Hasta cuándo estarán alojados dentro de ti tus pensamientos erróneos?”, Jeremías 4:14 (TNM).
Según la Biblia la mente podría ser una cueva de víboras; un nido lleno de huevos de serpientes a quienes nosotros mismos podríamos estar incubando. No hay nada inofensivo e inocente en proteger los malos pensamientos: “…El que coma de estos huevos morirá…”, Isaías 59:5 (BAD). Si no los expulsamos rápidamente pueden envenenar todo nuestro ser: “…Alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal…”, Isaías 55:7 (NTV). Pablo lo expresó así:“Capturamos los pensamientos rebeldes…para que se sometan a Cristo”, 2ª Corintios 10:5 (NTV y NVI). ¿Qué clase de pensamientos llegan a tu mente? ¿Son de dudas y temor? El diablo es muy diestro en utilizar esas armas. Existe un personaje bíblico que representa muy bien la manera en la que opera el diablo con los hijos de Dios. Su nombre es Najás, el rey de los amonitas que les había sacado el ojo derecho a todos los hombres de la tribu de Gad y de Rubén y eso “…Causó mucho temor en Israel…”, 1º Samuel 10:27 (PDT). Najás significa ‘serpiente’ y su misión era oprimir y llenar de temor al pueblo de Israel. Lo mismo hace con nosotros. A menudo enfrentamos fuertes presiones espirituales y grandes tormentos mentales. Como si una nube negra nos envolviera. No podemos pensar ni ver con claridad. Dudamos y desconfiamos de todos, incluso de Dios. No nos sentimos queridos ni apoyados. Parece que todo lo hacemos mal. ¿Te has sentido alguna vez así? Entonces presta atención a lo que te diré: el que sembró esos pensamientos es el diablo. No asumas la responsabilidad por esos huérfanos espirituales. No te sientes sobre esa nidada de pensamientos basura. No patees las serpientes, mátalas. Porque si no lo haces el Señor no te incluirá en sus planes. Dios le dijo a Moisés que no enviara a los miedosos a la batalla: “¿Hay alguien… que tenga miedo…? Debe volver a su casa para que no haga que otros también pierdan su valentía”, Deuteronomio 20:8 (PDT). ¿Sabes por qué razón es tan malo el pecado del temor? Porque acusa a Dios de abandono. Nos hace dudar del tierno y amoroso cuidado de Dios. Por tu propio bien, ¡captura ya todo pensamiento de temor y llévalo a la obediencia de Cristo Jesús!
Hay una forma más en la que opera el diablo. Llena nuestra mente de pensamientos dañinos en contra de otras personas. ¿Cómo reaccionas cuando alguien dice cosas feas de ti? ¿Eres de repasar en tu mente cada palabra negativa que te han dicho? ¿Eres de ofenderte con facilidad? Entonces estás incubando huevos de serpientes. Muchos cristianos viven resentidos y amargados porque no supieron deshacerse a tiempo de los pensamientos de odio y venganza por cosas negativas que dijeron de ellos. No son pocos los que abandonaron la fe y ya no se congregan o si lo hacen están congelados. Se han vuelto religiosos debido al veneno del rencor que terminó con sus vidas espirituales. Personas que no pueden perdonar y hermanos que no se hablan. Todos ellos han incubado huevos de serpientes y las serpientes andan sueltas por sus mentes, derramando amargura y veneno. Tienes que aprender a sacudirte de todas las críticas injustas y seguir adelante. No te defiendas. No reacciones ni te justifiques. Desecha todo pensamiento de venganza y, con la ayuda de Dios perdona y olvida toda ofensa. ¡Será el mejor negocio de tu vida!
¿Cómo desalojar la mente de todo pensamiento basura?:
1. Utiliza solo recursos espirituales. Nuestro enemigo es espiritual y necesitamos armas espirituales para enfrentarlo. Pablo dijo: “Nunca me valgo de planes ni métodos humanos para ganar mis batallas. Para destruir las fortalezas del mal, no empleo armas humanas, sino las invencibles armas del todopoderoso Dios…”, 2ª Corintios 10:3-4 (NT BAD). Ni se te ocurra pelear la batalla de la mente con armas humanas. ¿Sabes por qué? Porque los malos pensamientos que no se destruyen inmediatamente se convierten en fortalezas espirituales. El diablo deposita los huevos de ‘malicias espirituales’ y se esconde. Con el tiempo esos huevos dan a luz serpientes capaces de mordernos y hacernos daño. No permitas que algún pensamiento malo ande libre por tu mente. Persíguelo, captúralo y mátalo.
2. No te duermas espiritualmente. “Mientras dormían… vino el enemigo… y sembró… y se fue”, Mateo 13:25 (Jünemann). ¿Luchó Jesús con malos pensamientos? No tengo dudas. La Biblia dice que “El diablo le puso a Jesús las mismas trampas que nos pone a nosotros para hacernos pecar, sólo que Jesús nunca pecó”, Hebreos 4:15 (BLS). Jesús lidió cuarenta días seguidos con los pensamientos basura que el diablo le arrojaba en su mente. El hecho de que se diga que el diablo se le apareció no significa que haya sido visiblemente. Con toda seguridad tentó a Jesús como lo hace con nosotros: en la mente. ¿Y qué recursos utilizó el Señor para pelear esas batallas? Combinó la Palabra de Dios con la vigilia, la oración y el ayuno. No se puede ganar la batalla de la mente de otra manera. El diván, las terapias, los consejos y la medicina no resolverán el problema de los malos pensamientos. El pastor, el profeta o el intercesor tampoco podrán hacerlo. Nadie puede echar fuera de tu mente a los pensamientos malos, solamente tú puedes hacerlo. ¡Y el lugar secreto es la clave!
El consejo bíblico es: “…Purifiquen su corazón…”, Santiago 4:8 (NTV). Trata a los malos pensamientos como si fueran una pandilla de forajidos que andan por el país acosando a los ciudadanos. Aunque no puedas evitar que pasen por tu mente, puedes asegurarte de que no se afincarán allí. Tan pronto como aparezca un pensamiento malo debes decir: “Este pensamiento me puede destruir. Podría perder la vida y el alma si los hospedo en mi mente”. Debes entender que no es tuyo. El diablo lo sembró en tu mente con el propósito de arruinar tu vida espiritual. ¡No le des el gusto! Asegúrate de que todos tus pensamientos agraden a Dios. David expresó: “Que todos mis pensamientos le agraden… al SEÑOR”, Salmo 104:34 (NTV).