La mentira más mentirosa del mentiroso - 11/8/2024 - #1312

Episode 337,   Aug 11, 08:34 PM

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Pastor José Luis Cinalli
11/8/2024
La mentira más mentirosa del mentiroso

“… La batalla se puso cada vez peor para Saúl, y los arqueros lo alcanzaron a herir gravemente… Entonces… Saúl tomó su propia espada y se mató él mismo, 1º Samuel 31:3-4 (PDT).  

¿Por qué razón el rey que Dios había elegido para gobernar a su pueblo terminó sus días en la más densa oscuridad? Para obtener la respuesta debemos retrotraernos en el tiempo. Saúl era el ungido del Señor, el libertador de Israel. Preferido por Dios y bautizado en el Espíritu. Procedía de una familia distinguida. En su linaje hubo grandes personajes históricos como Abraham y Moisés. Pero a Saúl también lo consumía la envidia. Se volvió engreído y presuntuoso. Se convirtió en asesino, abandonó a Dios y terminó en el ocultismo. ¿Cómo fue posible que un amanecer tan brillante se tornara en un ocaso tan sombrío? Saúl se olvidó de Dios. Nunca se hubiera quitado la vida si no hubiera estado completamente seguro de que iba a morir en manos de los filisteos. Pero, ¿cómo lo sabía? Porque Samuel se lo había dicho: “… Los filisteos vencerán mañana a los israelitas, y tú y tus hijos morirán…”, 1º Samuel 28:19 (TLA). Una profecía fue decisiva en su decisión de suicidarse.

Recordemos el incidente. La nación había sido invadida por los filisteos. Saúl estaba desesperado. El profeta Samuel había muerto, al igual que todos los sacerdotes a quienes él mismo había mandado a asesinar. Abiatar, el único sobreviviente de aquella masacre, ahora servía a David. Saúl estaba completamente solo. Ni siquiera Dios lo apoyaba, 1º Samuel 28:15. Desmoralizado buscó ayuda en el ocultismo. Esperaba que una hechicera le trajera de la muerte el espíritu de Samuel, 1º Samuel 28:11. Y, ¿qué sucedió? Samuel apareció. ¿De veras apareció Samuel en una sesión espiritista? Las opiniones están divididas. El argumento más convincente de aquellos que dicen que sí es el contenido de la profecía. El diablo nunca podría haber sabido que Saúl moriría al día siguiente. Solo yo (dijo Dios) puedo predecir el futuro antes que suceda…”, Isaías 46:10, (NTV). Es cierto, pero también es cierto que el diablo pudo haber mentido y Saúl haberle creído. ¿Por qué la sorpresa? El diablo es mentiroso. Y desde el principio el hombre ha creído sus mentiras. Dios le dijo a Adán: “No comas del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque si comes de él morirás irremediablemente”, Génesis 2:17 (BDA 2010). Pero la serpiente dijo: Eso es mentira. No morirán”, Génesis 3:4 (TLA). Adán estaba en una encrucijada. ¿A quién le creería? ¿A aquel que había dicho que el pecado lo arruinaría o a aquel que le aseguraba que sería igual a Dios? Adán creyó la mentira de que una vida vivida en desobediencia era mejor que una vida vivida en obediencia. Creyó la mentira más mentirosa del mentiroso y, al igual que Saúl, murió. No sería nada extraño que Saúl haya creído una mentira. Estaba en pecado, por lo tanto estaba sin Dios y sin protección. Está claro que Dios no se manifiesta ni revela su voluntad a los brujos y hechiceros; ellos tienen a Satanás como fuente de información. El hecho de que Saúl se quitara la vida es una prueba contundente de que había creído la palabra dicha por un ‘profeta mentiroso’. Y aun cuando la profecía haya sido auténtica, no tenía como propósito la destrucción sino el arrepentimiento. Saúl contaba con una última oportunidad para arreglar cuentas con Dios y entrar a salvo a la eternidad; pero no la aprovechó.

No sería nada raro que Saúl haya creído una mentira. Y tampoco sería extraño que terminara sucediendo lo que él creía que iba a suceder. ¡Nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos! Somos los que pensamos. “Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida, Proverbios 4:23 (PDT). Jesús le dijo al centurión romano: Se hará tal como creíste, Mateo 8:13 (BAD). La Biblia dice que uno es lo que piensa: “Tal como un hombre piensa en su corazón, así es él”, Proverbios 23:7 (NRV1990). El 85% de las personas promedio tiene pensamientos negativos. He aquí el secreto para una vida victoriosa: ¡no seas del promedio! Pide que ángeles puros y santos custodien las puertas de tu mente. Si piensas bien, vivirás bien. Si piensas en las promesas de Dios seguramente serás bendecido: “Tú les das paz a los que se mantienen pensando en ti…”, Isaías 26:3 (PDT). Pero si tu mente no tiene centinelas estarás meditando de continuo en las mentiras del diablo y, si las crees, nada bueno podrá sucederte: “… Traigo desgracia… como fruto de sus pensamientos…”, Jeremías 6:19 (CJ). Pensar mal resulta fatal. Cuando el rey Belsasar vio los dedos de una mano humana escribiendo sobre la pared sus pensamientos lo turbaron y se debilitaron sus lomos…, Daniel 5:6.

Reiteremos. No es difícil creer que la pitonisa le mintiera a Saúl haciéndole creer que tenía un mensaje de parte de Dios. Su intención era desestabilizarlo emocionalmente para que aceptara la idea de la muerte. ¿Sabías que el diablo tiene un plan para derrotarte? Él siembra mentiras en tu mente con la intención de que las creas. Si el diablo lograra controlar tu mente, controlaría también toda tu vida. Por tal motivo, cuando un pensamiento basura llegue a tu mente simplemente recházalo para que no forme parte de ti, ni participe en la formación de tu carácter y personalidad. Claro que no es fácil identificar una mentira; pero cuentas con la ayuda de Dios. David dijo: “Dios mío, examíname y… fíjate si tengo algún mal pensamiento y guíame por el sendero que me lleva a la vida eterna”, Salmo 139:23-24 (PDT). La recomendación bíblica para que nuestra mente no sea controlada por el diablo es no hospedar malos pensamientos. Jesús dijo: “¿Por qué están entreteniendo pensamientos malvados…?”, Mateo 9:4 (Kadosh). “¿Hasta cuándo darás vueltas en tu cabeza a pensamientos perversos?”, Jeremías 4:14 (DHH). Los malos pensamientos son como huevos de serpientes: “Incuban huevos de áspides… el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras”, Isaías 59:5. El escritor bíblico utiliza la imagen de la serpiente para referirse a la ponzoñosa influencia de los malos pensamientos. Cuando permitimos que ellos se apoltronen cómodamente en nuestra mente corremos un grave peligro. ¿Qué pasaría si encontraras basura por todo el patio de tu casa? Nada malo si te deshicieres de ella inmediatamente, pero si la dejaras no solo que se pudre sino que provoca mal olor. El diablo es quien nos tira mugre. Eso no podemos evitarlo. Lo que sí podemos hacer es limpiar nuestra mente tan rápido como lleguen esos malos pensamientos: “¿Hasta cuándo guardarás tus malos pensamientos?”, Jeremías 4:14 (NTV). No hay nada inofensivo e inocente en proteger los malos pensamientos.

El diablo logra neutralizarnos y alejarnos de Dios cuando creemos a sus mentiras. ¿Sabes por qué? Porque los malos pensamientos que no se destruyen inmediatamente se convierten en fortalezas espirituales. El diablo deposita los huevos de ‘malicias espirituales’ y se esconde. Con el tiempo esos huevos dan a luz serpientes capaces de mordernos y hacernos daño. No permitas que algún pensamiento malo ande libre por tu mente. Persíguelo, captúralo y mátalo. Ni se te ocurra pelear la batalla de la mente con armas humanas. La Biblia dice: “Las armas con las que luchamos no son de este mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fortalezas… las imaginaciones (RV1602P)… las especulaciones y razonamientos (LBLA)… del enemigo. Con nuestras armas, también destruimos los argumentos… que se levanta contra el conocimiento de Dios… llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, 2ª Corintios 10:4 (PDT, RV60). ¿Cuáles son las armas que Pablo menciona para desbaratar los pensamientos basuras que el diablo arroja en nuestra mente? Las disciplinas espirituales. ¿Qué recursos utilizó el Señor para vencer al diablo en el desierto? Combinó la Palabra de Dios con la vigilia, la oración y el ayuno. No se puede ganar la batalla de la mente de otra manera. El diván, las terapias, los consejos y la medicina no resolverán el problema de los malos pensamientos. El pastor, el profeta o el intercesor tampoco podrán hacerlo. Nadie puede echar fuera de tu mente a los pensamientos malos, solamente tú puedes hacerlo, por supuesto con la ayuda de Dios. ¡Y el lugar secreto es la clave!

Conclusión. ¡Nuestra vida sigue a nuestros pensamientos! ¡Vigilemos cuidadosamente no solo lo que vemos o escuchamos sino especialmente lo que pensamos! Si nos pasamos el día cavilando en pensamientos deprimentes tendremos una vida deprimente. En cambio, si meditamos en Dios y en la riqueza de su Palabra seguramente tendremos una vida bendecida: “Pensaré en todas las obras que has realizado; meditaré en todo eso”, Salmo 77:12 (PDT). “Medito en todas tus grandes obras y pienso en lo que has hecho”, Salmo 143:5 (NTV). “… Piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso, Filipenses 4:8 (PDT). Por último, ¡asegúrate de que todos tus pensamientos honren a Dios! David expresó: “Que todos mis pensamientos le agraden… al SEÑOR”, Salmo 104:34 (NTV).