Sublime gracia: de la muerte a la vida 7/7/2024 #1307

Episode 332,   Jul 07, 08:49 PM

Episode image
Pastor José Luis Cinalli
7/7/2024
Sublime gracia: de la muerte a la vida

“… Considero que mi vida carece de valor… si no corro… hasta el fin de la carrera (DHH)… habiendo cumplido… la misión (BL95) … que el Señor Jesús me confió de testificar acerca del evangelio… de la gracia de Dios, Hechos 20:24 (BAD, CST, NVI).

La vida no tiene valor a menos que se la dedique a la obra de Dios. ¿De qué vale obtener todo lo que el mundo pueda ofrecernos si al final nos perdemos eternamente, Marcos 8:36? Por lo tanto, nuestro primer gran desafío es mantener intacta nuestra fe en Dios hasta el último día de nuestra vida. “Sé fiel hasta la muerte y yo te daré… la vida eterna”, Apocalipsis 2:10 (BAD, TLA), 2:26; Daniel 12:13; Santiago 1:12. “… El que se mantenga fiel hasta el final, será salvo”, Marcos 13:13 (PDT); Mateo 24:13; Lucas 21:19; Hebreos 3:14; Mateo 10:22. ¿Recuerdas por qué razón las vírgenes necias de la parábola de Jesús se quedaron sin cielo, Mateo 25? Porque les faltó aceite. Sus lámparas alumbraron mucho tiempo, pero no en el momento en que el novio llegó: “Terminar una obra vale más que comenzarla...”, Eclesiastés 7:8 (BL95). El premio de participar de la fiesta, ver al novio y estar con Él por toda la eternidad está reservado solo para los que perseveran hasta el final. Es importante obedecer a Dios y ser personas de fe durante toda la vida, pero más aún es terminar la vida de la misma manera. ¿Cómo está el nivel de aceite en la lámpara de tu vida espiritual? No digas que un día estuvo en su nivel más óptimo porque eso ya no cuenta. No hables de tus viejas experiencias con el Señor. Lo que interesa es que tu lámpara alumbre en el momento en que te encuentres con Cristo o, de lo contrario, te quedarás sin cielo y lejos de Dios para siempre.

Nuestro segundo gran desafío es concluir el trabajo que Dios nos encomendó: “Lo más importante es que yo termine el trabajo que el Señor Jesús me dio: anunciar… el evangelio de la gracia de Dios”, Hechos 20:24 (PDT, NVI). Pablo no dice que la cosa más importante en la vida sea casarse, ahorrar para la jubilación, viajar mucho o ser famoso. Dice que lo más importante es cumplir la misión. Para el apóstol lo mejor era partir y estar con Cristo (Filipenses 1:23), pero posponía ese deseo hasta tanto cumpliera su llamado. De David se dice que“... hizo lo que Dios quería. Después murió...”, Hechos 13:36 (PDT). Pedro estaba ansioso por ir al cielo, pero Jesús no se lo permitió a fin de que terminara su obra aquí en la tierra: “… Ahora no puedes venir conmigo, pero me seguirás después…”, Juan 13:36 (NT-BAD). ¿Recuerdas qué le pidió el ex endemoniado gadareno a Jesús? Seguirlo como discípulo: “El hombre que había tenido los demonios le rogó que lo dejara acompañarlo. Pero Jesús no le dio permiso y le dijo: “Ve a tu casa y cuéntale a tu gente lo que el Señor ha hecho por ti. Cuéntales que el Señor ha sido bueno contigo, Marcos 5:18-19 (PDT). La misión de Jesús para el hombre era contarle a todo el mundo el gran favor que había recibido del cielo. El gadareno sería un sermón viviente del gran cambio que produce el evangelio de Jesucristo. El hombre obedeció: “Fue… a contarles a todos lo que Jesús había hecho por él. Toda la gente estaba muy asombrada”, Marcos 5:20 (PDT). Si bien es cierto que el ministerio de cada creyente depende de sus dones y tiene como finalidad la edificación del cuerpo de Cristo, la misión es la misma para todos. Cristo nos envió a predicar “por todo el mundo… a toda criatura”, Marcos 16:15 (NBLH). Y ya que tenemos una inmensa deuda de gratitud con Él, ¡cómo decirle que no! “Pobre de mí si no lo hago...”, 1ª Corintios 9:16 (TLA). Seamos pues leales al Señor proclamando, pregonando y difundiendo el “evangelio de la gracia”.

Pablo dijo que Jesús lo había enviado a “dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios… o misión de la gracia”, Hechos 20:24 (BAD) y Efesios 3:2 (Jer). La palabra “gracia” significa favor no merecido. La Biblia dice que Dios le dio a José gracia en los ojos del jefe de la cárcel”, Génesis 39:21. María “halló gracia delante de Dios” (Lucas 1:30) y concibió, Lucas 1:31. ¿Cuál es el favor más grande que el hombre necesita de Dios? ¡El perdón de los pecados! El “evangelio de la gracia” consiste en hacerle saber al hombre que el Juez de toda la tierra está dispuesto a perdonar los pecados y justificar al pecador, Juan 3:16 Dios es una puerta de esperanza para todos, sin importar quién sea o lo que haya hecho. Nuestros pecados merecen el infierno, pero la gracia de Dios nos puede dar el cielo. Esta es una gran noticia y todo el mundo necesita escucharla.  

La gracia de Dios nos permite ser sus hijos. “… Dios envió a su Hijo… a comprar nuestra libertad… a fin de adoptarnos como hijos suyos… Ya no somos esclavos, sino hijos de Dios…”, Gálatas 4:4-7 (NT-BAD). El pecador arrepentido es perdonado y aceptado en la familia de Dios. Ahora es hijo, es amado y es bendecido. ¡Y todo esto de pura gracia! Esta sí es una gran noticia.

La gracia de Dios nos hace libres. La deuda por nuestro pecado era impagable y eterna. Pero ha sido cancelada. Cristo pagó por nosotros al entregar su vida en la cruz. “Él fue herido por nuestras rebeliones, fue golpeado por nuestras maldades; él sufrió en nuestro lugar, y gracias a sus heridas recibimos la paz y fuimos sanados”, Isaías 53:5 (TLA). No existe otra religión que tenga un dios sacrificándose por las personas. Todas tienen a personas sacrificándose por su dios. Pero el único Dios vivo y verdadero se da a sí mismo como sacrificio de amor. Su amor es inmenso, inconmensurable y grandioso.

La gracia nos libera de la condenación eterna. “Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación… a todos los hombres”, Tito 2:11 (NVI, RV60). “Ustedes… no se salvaron a sí mismos, su salvación fue un regalo de Dios”, Efesios 2:8 (PDT). Justificados y salvados gratuitamente por su gracia a través de la redención que es en Cristo Jesús, Romanos 3:25; 1ª Juan 2:2, 4:9-10. ¡La gracia reina a través de la justicia para obtener vida eterna!

La gracia de Dios nos perdona de todo pecado. Dios perdona al creyente que ha pecado si lo confiesa y se arrepiente, 1ª Juan 1:8-10; 2:1-2. ¡Esta es la gracia de Dios!

La gracia de Dios concibió un plan para rescatar al pecador perdido. Fue Dios mismo quien ideó y concretó un plan para rescatarnos, ¡y a su propio costo! La gracia de Dios hizo que la muerte de Cristo en la cruz fuera el sacrificio perfecto para expiar nuestros pecados. El que ha sido ofendido ahora ofrece reconciliación. Tomó a su único hijo y lo ofrendó para redimirnos del poder del pecado y de la condenación eterna. El justo murió por el injusto para acercarnos a Dios. “Eso sí es amor verdadero… Él nos amó tanto que estuvo dispuesto a enviar a su único Hijo como sacrificio expiatorio por nuestros pecados”, 1ª Juan 4:10 (NT-BAD). El que se vuelva a Dios será recibido y perdonado por Él: “Perdonaré todas las maldades que han hecho en mi contra y no recordaré más sus pecados”, Hebreos 8:12 (PDT); Isaías 1:18; Salmo 103:12. Vale la pena predicar el evangelio de la gracia, vale la pena escucharlo y mucho más vivirlo.

Existe algo aún más admirable en el evangelio de la gracia. Dios ofrece salvación al pecador y lo hace solo por amor y para su gloria: “Nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.”, Efesios 2:6-7 (NTV). Muertos con Cristo, resucitados con Cristo, unidos a Cristo y sentados con Cristo en los lugares celestiales. Obviamente esto aún no ha sucedido. Pero en los propósitos de Dios ya es una realidad y está hecho. Lo que Dios planea, Dios lo hace. Lo que Dios promete, Dios lo cumple. La salvación no se trata solo de arreglar cosas en esta vida, se trata de la gloria en la vida venidera. Dios nos lleva al cielo para mostrarnos amor, bondad y gracia eterna. ¡Cuánta gracia! Nos redime, nos ama, y nos hace coherederos de todo lo que su Hijo tiene. Somos trofeos de su amor redentor y de su gracia eterna. Esto es sublime gracia. Bondad eterna, inimaginable, incomprensible.

Conclusión. El evangelio de la gracia nos ha transformado; nos ha dado vida cuando estábamos muertos, salvación cuando estábamos condenados, libertad cuando éramos esclavos y nos sacó del basurero para llevarnos al trono. ¡Qué inmensa deuda de gratitud tenemos! Vivamos entonces para dar a conocer el evangelio de la gracia.