Qué cosa es buena como siervo, pero no como amo 30/4/2023 #1246

Episode 267,   Apr 30, 2023, 03:37 PM

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Pastor José Luis Cinalli
30/04/23
Qué cosa es buena como siervo, pero no como amo

“Después de esto, Dios se le apareció a Abram en una visión, y le dijo… Yo soy quien te protege. Voy a darte muchas riquezas, Génesis 15:1 (TLA).

“Después de esto”. Después de que Abram rechazara la tentadora oferta que le hizo el rey de Sodoma (Génesis 14:21) Dios se le apareció para decirle que sería su protector y sustentador. El cebo que el líder de los sodomitas usó para ‘cazar’ a Abram era casi irresistible. Le ofreció riquezas. ¡Pero Abram ya era rico! Sí, pero Belial sabe que generalmente el amor al dinero aumenta en la misma proporción en que aumenta el dinero. Lot es un claro ejemplo. Siendo rico (Génesis 13:5) se estableció en Sodoma con el único propósito de incrementar aún más su patrimonio. “El que ama el dinero nunca se satisface... siempre quiere más y más...”, Eclesiastés 5:10 (PDT). El problema de Lot no era el dinero sino la avaricia. “… El avaro ama los bienes terrenales más que a Dios, Efesios 5:5 (NT-BAD). Por eso “... La persona avara es idólatra...”, Colosenses 3:5 (NTV). Su ‘dios’ son las riquezas. Y Jesús dijo que nadie puede servir a dos amos al mismo tiempo: “… Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas”, Mateos 6:24 (PDT). Una persona puede trabajar o atender sus negocios y servir a Dios, pero su corazón estará solo en un lugar. Jesús no admite compartir nuestro corazón: “El que no está de mi parte, está contra mí…”, Mateo 12:30 (TLA). En cambio, Satanás aceptará de buen gusto una parte de nuestro servicio porque sabe que de esa manera Dios nos rechazará. Por lo tanto, el servicio parcial a Dios es servicio total a Satanás. “… Elige hoy mismo a quién servirás…”, Josué 24:15 (NTV).

El corazón del asunto que estamos tratando es el corazón. ¡Dios quiere nuestro corazón! El primer mandamiento es: “Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, Mateo 22:37 (NTV). Lot y Pablo trabajaban para auto sustentarse, pero el corazón de Lot estaba en los negocios; en cambio, el de Pablo en anunciar las buenas noticias. Lot terminó en la ruina y Pablo se transformó en uno de los hombres más influyentes de la humanidad. El corazón está ligado al tesoro y no puede estar en dos lugares al mismo tiempo. Si los tesoros están en la tierra, el corazón estará aquí y, si los tesoros están en el cielo, el corazón estará allí. Por lo tanto, si tu tesoro está en la tierra; cada día que pasa te alejas más de él. Pero si tu tesoro está en el cielo; entonces, cada día te acercas más a él. ¿Cómo saber si nuestro corazón pertenece a Dios? Sencillo. ¿Cuánto tiempo, esfuerzo y atención dedicamos a las cosas espirituales y cuánto a las terrenales? ¿Empleamos nuestros dones, capacidades y recursos para servir a Dios (Proverbios 3:9) o para acumular más bienes, Lucas 12:18? ¿Cuáles son nuestras conversaciones favoritas? Muchos creyentes se aburren en los cultos, pero qué animados se los ve cuando hablan de trabajo y de negocios. ¿Dónde está el corazón? ¡No es difícil saberlo!

Pongamos las cosas en claro. Buscar satisfacer las necesidades del cuerpo está bien y es bíblico. Lo que está mal es pensar que las riquezas pueden satisfacer el alma. La cuestión aquí no tiene que ver con la abundancia o cantidad de bienes que la persona posea, sino en cómo los consiguió y en cómo los está usando; o sea, la actitud de su corazón hacia las riquezas de esta vida. La prosperidad muchas veces engaña a las personas y éstas se olvidan de Dios. Los bienes terrenales son muy buenos como siervos, pero como amos son muy crueles y tiranos. Obsérvese con cuidado que Pablo habla de “los que anhelan volverse ricos”, 1ª Timoteo 6:9 (NT-BAD). La avaricia no tiene que ver con los ricos. El hombre más pobre puede ser muy avaro. El avaro pone su confianza y esperanza en los bienes terrenales y, consciente o no, cree que su felicidad depende de cuánto tiene. Pero la Biblia dice: “… No crean que su riqueza los salvará”, Salmo 62:10 (PDT). “No pongan su confianza en el dinero... si tus riquezas aumentan, no las hagas el centro de tu vida, Salmo 62:10 (TLA, NTV). ¡No importa cuánto ganes, si tratas de lograr la felicidad acumulando riquezas, nunca tendrás lo suficiente!

La avaricia acarrea muerte espiritual, pero también arruina la salud y acorta la vida. ¿Recuerdas a Acán? Él dijo: “… Vi un hermoso manto babilónico… me dominó la codicia y lo tomé...”, Josué 7:21 (Castillian). Y la codicia lo arrastró a la muerte, Josué 7:25. Lo mismo sucedió con Lot. Aunque había sido rescatado por su ‘pariente redentor’ y a pesar de haber recuperado todo lo que había perdido volvió a Sodoma para perderlo todo, pero esta vez para siempre. Bien lo dijo Pablo: “… Hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y han llenado de sufrimiento su propia vida”, 1ª Timoteo 6:10 (DHH 2002). “No arruines tu salud por las riquezas... deja esa obsesión...”, Proverbios 23:4 (PDT). Solo “el... que aborrece la avaricia, prolongará sus días”, Proverbios 28:16: Job 31:24-28. Por todo lo dicho el consejo de nuestro Señor es de vital importancia: “... Estén atentos y cuídense... eviten con gran cuidado toda clase de codicia...”, Lucas 12:15a (NBLH) 15b (BLA).


Debemos cuidarnos de la codicia como si fuera una serpiente venenosa. Es cuestión de vida o muerte. Si no la matamos nos mata: La codicia... engendra la muerte... quita la vida de sus poseedores, Santiago 1:15 (BLA) y Proverbios 1:19. La codicia es letal. Basta decir que miles de ángeles perdieron el cielo por codiciar el trono del Señor. Adán y Eva fueron despojados del paraíso por querer ser como Dios. La esposa de Lot murió por codiciar Sodoma. Acán perdió la familia por codiciar un manto babilónico y David perdió la unción por codiciar la esposa de su mejor soldado. Y, ¿qué decir del hombre rico? Jesús dijo que era necio no porque tenía riquezas sino porque confiaba en ellas, en lugar de confiar en Dios. Era necio, además, porque se preocupaba solo por lo terrenal. Se dijo a sí mismo: “¡Ya tienes suficiente para vivir muchos años!”, Lucas 12:19 (TLA). Advierte el contraste. El hombre aseguró que tenía bienes para “muchos años” y Dios le dijo: “vas a morir esta misma noche”, Lucas 12:20 (NTV). Acumulaba tesoros que no podía transportar a su nuevo y definitivo hogar. Ni un solo grano de todos sus graneros pudo llevarse. No vivamos para el mundo equivocado. Hagamos riquezas que a la hora de abandonar este mundo podamos trasladar al venidero. Y, ¿cuáles son las riquezas que duran para siempre?:

1) La relación con Dios: “El que almacena riquezas terrenales pero no es rico en su relación con Dios, es un necio”, Lucas 12:21 (NTV).

2) Las personas que hemos alcanzado para Cristo con nuestro testimonio y la inversión de nuestras posesiones materiales. Jesús dijo: “... Usen las... riquezas de este mundo para ganarse amigos... Para que... ellos los reciban en las moradas eternas...”, Lucas 16:9 (DHH y LPD). Los amigos a los que Jesús se refiere son aquellas personas a quienes hemos alcanzado con el evangelio aquí en la tierra. Si usamos nuestros recursos para ayudar a que otros encuentren a Cristo la inversión nos brindará beneficios en la eternidad: “… No depositen sus esperanzas en las efímeras riquezas de este mundo sino en el Dios vivo... empleen el dinero en hacer el bien... y... compartan lo que Dios les ha dado... De esta forma estarán acumulando en el cielo un verdadero tesoro... ¡Es la única inversión eternamente segura!...”, 1ª Timoteo 6:17-19 (NT-BAD).

Conclusión. Trabajemos arduamente por las riquezas que perduran. El apóstol Pablo dijo: “… Dedicarse a Dios es una manera de ganar mucho (PDT)… es una gran riquezas (NTV)… Mientras tengamos ropa y comida, debemos estar contentos. Los que anhelan volverse ricos a veces hacen cualquier cosa por lograrlo, sin darse cuenta que ello puede dañarlos, corromperles la mente y, por fin enviarlos al mismo infierno. ¡El amor al dinero es la raíz de todos los males! Hay quienes han dejado a Dios por correr tras las riquezas y al fin se han visto traspasados de infinitos dolores... Huye de estas cosas y dedícate de lleno a lo que es justo y bueno, aprendiendo a confiar en... Dios...”, 1ª Timoteo 6:6-11 (RV60, NT-BAD). No gastemos la vida en las cosas equivocadas. Invirtamos tiempo, dones, capacidades, dinero y toda clase de recursos en cosas que podamos llevarnos con nosotros al morir. Seamos ricos en nuestra relación con Dios y en buenas acciones. Seamos ricos invirtiendo en la salvación de las personas. ¡El camino correcto para comenzar a ser ricos en Dios es trabajar para las cosas eternas!