Fe en un Dios que hace posible lo imposible 5/3/2023 #1238
Episode 259, Mar 05, 2023, 08:36 PM
Pastor José Luis Cinalli
5/3/2023
Fe en un Dios que hace posible lo imposible
5/3/2023
Fe en un Dios que hace posible lo imposible
“Abraham creyó en Dios… y el Señor le dio el título de ‘amigo de Dios’”, Santiago 2:23 (NT-BAD).
El libro de Génesis abarca cientos de años y decenas de generaciones; sin embargo, la tercera parte de su contenido lo dedica al padre de la fe. Abraham es sin duda el hombre más famoso del A.T. y uno de los más influyentes de la historia. No solo fue llamado “amigo de Dios” (Santiago 2:23; 2º Crónicas 20:7) sino que semejante elogio salió de la boca misma del Señor: “Abraham, mi amigo”, Isaías 41:8. Tener amigos en los lugares de preeminencia podría ser útil, pero tener un amigo en el ‘lugar más alto’ es de relevancia suprema. Ahora bien, ¿qué lo hacía tan especial a Abraham? Su fe. Quizás tú digas que no tienes la fe de Abraham. Perfecto, pero si tienes al Dios de Abraham. Y si permites que Él te ayude, al igual que Abraham, llegarás a ser una persona de fe y un amigo de Dios.
Fe es creer en Dios y en que Él cumple lo que promete. Dios le prometió a Abraham ser padre de naciones cuando todavía no tenía hijos (Génesis 17:4), y él le creyó: “... Aunque Abraham tenía casi cien años… nunca dejó de confiar en Dios… nunca dudó de que Dios cumpliría su promesa… Abraham estaba completamente seguro de que Dios tenía poder para cumplir su promesa…”, Romanos 4:19-21 (TLA). Abraham no ignoraba ni negaba la realidad. Era viejo y su esposa estéril. Sin embargo, creyó que Dios podía hacer posible lo imposible. ¡Y lo hizo! Porque para Dios no existe cosa difícil. Abraham tenía una promesa, pero más que eso tenía a Dios. Y Dios siempre es fiel en cumplir su palabra. Quita la mirada de todo aquello que estorbe tu fe. No mires hacia abajo pensando en tus debilidades. No mires al costado temiendo a los gigantes que te rodean. No mires hacia atrás reviviendo el pasado sembrado de fracasos. Mira hacia el cielo, mira al Cristo vivo “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”, 2ª Corintios 1:20.
Vayamos al comienzo. Abraham vivía en Babilonia cuando Dios lo llamó: “Vuestros antepasados, Taré y sus hijos Abraham y Nacor vivían al otro lado del río Éufrates y adoraban a otros dioses”, Josué 24:2 (BAD). Dejar casa, familia y nación para ir a vivir a un lugar que no conocía requería mucha fe: “Por fe Abraham, cuando Dios le pidió que abandonara su ciudad natal, partió hacia el remoto país que el Señor había prometido darle como herencia. Lo más asombroso es que ni siquiera sabía dónde estaba aquel país”, Hebreos 11:8 (NT-BAD). Sin embargo, el acto de fe más grande fue no negarle a Dios su propio hijo: “Ya que me has obedecido y no me has negado ni siquiera a tu hijo… juro… que te colmaré de bendiciones...”, Génesis 22:16-17 (NTV, BDA2010). En conclusión, Dios le pidió a Abraham que abandonara su país y lo hizo. Dios le prometió un hijo, una descendencia y una gran nación, y él le creyó. Finalmente le pidió que sacrificara a Isaac y estuvo dispuesto a hacerlo. Por todo esto “Abraham es el padre… de lo que tienen fe”, Romanos 4:11 (NTV).
Ahora bien, la fe de Abraham no siempre fue grande. Cuando Dios le pidió que abandonara su tierra y su parentela obedeció parcialmente. Se fue, pero no solo, y en lugar de establecerse en Canaán se quedó en Harán, Hechos 7:4. Cuando finalmente llegó a la tierra prometida tuvo miedo de la crisis económica y se fue a Egipto, Génesis 12:10. A priori parecía una decisión acertada ya que se hizo rico y poderoso, Génesis 13:1-2. Sin embargo, el país del Faraón no era el lugar de la presencia de Jehová. Por lo tanto, mientras Abraham se enriquecía materialmente se empobrecía espiritualmente. En Egipto Abraham tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos y criados, pero no tuvo altar ni revelación. Su comunión con Dios solo fue restaurada cuando volvió al lugar donde Dios siempre quiso que estuviera, Génesis 13:3-4.
De la vida de Abraham aprendemos varias lecciones:
1. Dios invita a las personas a seguirlo sin revelarles los detalles de su llamamiento. Con frecuencia Dios no nos da un mapa completo de lo que quiere de nosotros. Todo lo que necesitamos hacer es seguirlo un día a la vez. Jesús no dijo: “yo te mostraré el camino” sino “Yo soy el camino”, Juan 14:6. Jesús sabe el camino. Él es nuestro camino. En toda situación y circunstancia necesitamos depender de Él. La clave no es un método sino una relación con Dios. El mundo todavía no ha visto lo que Dios puede hacer con, por, en y a través de una persona total y completamente consagrada a Él.
2. La obediencia a Dios nos hace ricos. ¿Qué fue lo que impidió que Abraham obedeciera el llamado de Dios? Los lazos familiares. “Vivió en Harán hasta que su padre murió”, Hechos 7:4 (NTV). Taré significa “retrasar”. El nombre “Harán” significa “estéril”. Mientras Abraham obedecía parcialmente al Señor, la demora y la esterilidad caracterizaron su vida. Eso significa que aquellos que se apartan del camino de la obediencia caen en un estado de esterilidad y tinieblas espirituales. Es posible que al igual que Abraham hagan fortunas y ganen favores en este mundo pero, ¿puede todo eso compensar el gozo, la comunión con Dios, un corazón feliz, una conciencia pura, el espíritu de adoración y un servicio eficaz? Abraham se contentó con mucho menos de lo que Dios tenía pensado para él. Si queremos disfrutar de la aprobación, la presencia y la bendición de Dios; si aspiramos a ser útiles en el reino y a crecer en unción y revelación debemos estar en el lugar donde Dios quiere que estemos, haciendo lo que Dios quiere que hagamos.
3. El progreso espiritual es el resultado del desprendimiento. Cada vez que subas un escalón en tu relación con Dios algo o alguien quedará abajo. Para cumplir su destino Abraham tuvo que desprenderse de Lot. Lot, simboliza todo aquello que Dios no quiere que llevemos con nosotros en el camino de la fe. Representa un estorbo y un lastre. Mientras Abram estuvo con Lot no tuvo visión ni revelación divina. No se puede avanzar y conquistar nuevos niveles de unción con aquello que la carne aprecia. ¿Qué estorba tu crecimiento espiritual? ¿Una relación poco conveniente? ¿Una sociedad desigual? ¿Un amor prohibido? ¿Un pasatiempo que se ha vuelto obsesivo? ¿Un negocio lucrativo pero turbio? Anímate y toma una decisión: ¡despacha a tu Lot!
4. La oración perseverante es la que recibe respuesta. “... Abraham esperó con paciencia y recibió lo que Dios le había prometido”, Hebreos 6:15 (NTV). Es probable que hayas orado por mucho tiempo y fervientemente y no hayas recibido respuesta. Es probable que tu fe haya sido fuertemente probada. Hasta es posible que te hayas desanimado. ¡Espera! ¡Soporta!, pues fiel es el que prometió. La espera es tan solo una preparación para la bendición que viene. ¡Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti!, Juan 4:10 (NTV).
5. Fallar en la fe es fallar en todo. Un viejo predicador decía: “Si nos ven a nosotros, maestros de la Palabra, dudando y con miedo, no nos tengan lástima, ¡repréndanos! No tenemos derecho de andar en la tierra de la duda. Por favor, no nos visiten allí. Si caemos en el horrible pantano del desánimo vengan y sáquennos de los pelos si es necesario pero no caigan ustedes allí también”, Spurgeon. La incredulidad es un mal negocio porque las bendiciones se reciben por fe: “… Se hará con ustedes conforme a su fe”, Mateo 9:29 (NVI).
Una reflexión final. “Abraham creyó en el Dios que da vida a los muertos y que llama las cosas que no existen como si ya existieran”, Romanos 4:17 (BAD). Antes de que naciera Isaac, Dios le cambió el nombre a Abram y lo llamó Abraham: “padre de muchedumbre de gentes”. Esto es llamando a lo que todavía no existía como si ya fuera. El padre de mucha gente todavía no tenía hijos. Así es Dios y así sucederá contigo si tan solamente le crees. Si Dios pudo llamar al vientre estéril de Sara a la vida, puede llamar a aquellos que están muertos (Efesios 2:1) a una vida nueva en Jesús. Tienes que creerlo. Dios tiene el poder de resucitar todo aquello que en tu vida, familia y ministerio está muerto. Dios puede llamarnos justos, justificados, glorificados, puros y santos aun antes de que dichas cosas existan porque Él sabe que existirán. ¡Qué consolador es todo esto!