Actívate en tu don 17/11/22 #1222J
Episode 241, Nov 20, 2022, 11:27 AM
Pastora Silvia Cinalli
17/11/22
Actívate en tu don
La Biblia nos enseña que podemos honrar a Dios de dos maneras. La primera es edificando un carácter como el de Cristo y, la segunda, ejerciendo los dones que Dios nos ha dado. Hay creyentes que buscan el reconocimiento de los hombres a cualquier precio y descuidan el carácter. Son personas que están detrás del poder, la unción y el éxito ministerial. Buscan los dones sin darse cuenta que el desarrollo del carácter es más importante. Por el otro lado hay cristianos que solo buscan el carácter y se olvidan de los dones. Ellos simplemente quieren ser santos, postergando el servicio a Dios. “Jesús…llamó a sí a los que él quiso… para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar”, Marcos 3:13-14 (VRV). El lema de nuestra iglesia es: “por una vida de intimidad y servicio a Dios”. El fundamento bíblico en cuanto a esta declaración es abundante, pero hoy quisiera centrarme en el segundo aspecto: el servicio. ¿Cómo debemos servir a Dios? Con los dones o capacidades que Dios mismo nos ha dado. “Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes… el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo… Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes…”, Romanos 12:4-6 (NTV). Tres pasajes bíblicos son pilares en el tema de los dones. A saber: Romanos 12, 1a Corintios 12 y Efesios 4. El propósito de esta noche no es hablar de cada don. Para ello tenemos el seminario 2 que nos enseña a reconocer nuestros dones, a operar en ellos y crecer en este sentido. Pero como potenciales líderes debemos destacar algunos aspectos:
17/11/22
Actívate en tu don
La Biblia nos enseña que podemos honrar a Dios de dos maneras. La primera es edificando un carácter como el de Cristo y, la segunda, ejerciendo los dones que Dios nos ha dado. Hay creyentes que buscan el reconocimiento de los hombres a cualquier precio y descuidan el carácter. Son personas que están detrás del poder, la unción y el éxito ministerial. Buscan los dones sin darse cuenta que el desarrollo del carácter es más importante. Por el otro lado hay cristianos que solo buscan el carácter y se olvidan de los dones. Ellos simplemente quieren ser santos, postergando el servicio a Dios. “Jesús…llamó a sí a los que él quiso… para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar”, Marcos 3:13-14 (VRV). El lema de nuestra iglesia es: “por una vida de intimidad y servicio a Dios”. El fundamento bíblico en cuanto a esta declaración es abundante, pero hoy quisiera centrarme en el segundo aspecto: el servicio. ¿Cómo debemos servir a Dios? Con los dones o capacidades que Dios mismo nos ha dado. “Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes… el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo… Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes…”, Romanos 12:4-6 (NTV). Tres pasajes bíblicos son pilares en el tema de los dones. A saber: Romanos 12, 1a Corintios 12 y Efesios 4. El propósito de esta noche no es hablar de cada don. Para ello tenemos el seminario 2 que nos enseña a reconocer nuestros dones, a operar en ellos y crecer en este sentido. Pero como potenciales líderes debemos destacar algunos aspectos:
El Espíritu Santo reparte los dones: “Es el mismo y único Espíritu quien distribuye todos esos dones. Solo él decide qué don cada uno debe tener”, 1a Corintios 12:11 (NTV). ¿Qué importancia tiene este aspecto? No podemos volvernos orgullosos por lo que tenemos ni envidiosos por lo que otro tiene. Dios, que nos conoce mejor que nosotros mismos, nos ha dado capacidades especiales y, más que el don en sí, lo que interesa en el mundo espiritual es nuestra actitud en el ejercicio del ministerio basado en ese don. ¿Cómo sabemos que este aspecto es más importante? En el pasaje de Romanos 12, tres o cuatro versículos explicitan los dones y, 13 o 14 versículos establecen el carácter cristiano en relación al servicio. Debemos servir a Dios con amor, entusiasmo, fervor, pasión y esmero: “No finjan amar… amen de verdad…No sean nunca perezosos…Sirvan al Señor con entusiasmo…Tengan paciencia en las dificultades…Sigan orando…Bendigan…No maldigan…Vivan en armonía… ¡No piensen que lo saben todo!...Nunca devuelvan a nadie mal por mal…No dejen que el mal los venza…Venzan el mal haciendo el bien”, Romanos 12:9-21 (NTV). El pasaje de 1a Corintios 12 termina de una manera muy enfática: “Está muy bien que ustedes quieran recibir del Espíritu las mejores capacidades. Yo, por mi parte, voy a enseñarles algo más importante”, TLA. Y, a continuación, el Espíritu nos comparte 1a Corintios 13, el archi y súper famoso capítulo del amor.
La finalidad de los dones es la edificación de la iglesia, no el orgullo personal: “…Cuando el Espíritu Santo nos da alguna capacidad especial, lo hace para que procuremos el bien de los demás”, 1a Corintios 12:7 (TLA). ¡Qué rápido nos olvidamos de esto! Siempre pensamos en nosotros. Pues bien, nuestros dones son para el beneficio de los demás. Nuestra recompensa es la alegría del Señor por nuestra obediencia. Recordemos que los dones nos fueron regalados gracias al triunfo de Jesús. Cristo nos libertó del cautiverio del pecado y en vez de pedir tributo, repartió dones.
Deben ser ejercidos en dependencia del Señor. Aquí tenemos dos males muy comunes.
Primer mal: la falta de perseverancia en las disciplinas espirituales. Muchos comienzan bien. En humildad, buscando al Señor, en dependencia y sumisión. Pero pasa el tiempo y creen que ya saben ‘cómo se hacen las cosas’. Pasa un poco más de tiempo y se apoyan solo en los dones. Si pasa más tiempo serán inoperantes, aun ejerciendo los dones. ¿Por qué? Porque sirven en independencia: “Algunos que me dicen: '¡Señor, Señor!', no tendrán parte en el reino de Dios. Solo entrará el que obedezca a mi Padre… Vendrá el día en que muchos me van a decir: 'Tú eres nuestro Señor, hablamos por ti, y por ti echamos fuera demonios. Además hicimos muchos milagros en tu nombre'. Entonces les diré claramente: 'Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal’”, Mateo 7:21-23. En definitiva, si operamos en independencia del Espíritu: ¿habrá fruto? Puede que sí, pero no del agrado del Señor. Debemos buscar, crecer y perfeccionarnos en el amor. ¿Qué significa esto? Comunión.
Primer mal: la falta de perseverancia en las disciplinas espirituales. Muchos comienzan bien. En humildad, buscando al Señor, en dependencia y sumisión. Pero pasa el tiempo y creen que ya saben ‘cómo se hacen las cosas’. Pasa un poco más de tiempo y se apoyan solo en los dones. Si pasa más tiempo serán inoperantes, aun ejerciendo los dones. ¿Por qué? Porque sirven en independencia: “Algunos que me dicen: '¡Señor, Señor!', no tendrán parte en el reino de Dios. Solo entrará el que obedezca a mi Padre… Vendrá el día en que muchos me van a decir: 'Tú eres nuestro Señor, hablamos por ti, y por ti echamos fuera demonios. Además hicimos muchos milagros en tu nombre'. Entonces les diré claramente: 'Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal’”, Mateo 7:21-23. En definitiva, si operamos en independencia del Espíritu: ¿habrá fruto? Puede que sí, pero no del agrado del Señor. Debemos buscar, crecer y perfeccionarnos en el amor. ¿Qué significa esto? Comunión.
Segundo mal: la inseguridad personal. Es el caso de Timoteo, ya que Pablo tuvo que decirle en la primera carta: “No descuides el don espiritual que recibiste... cuando los ancianos de la iglesia te impusieron las manos”, 1ª Timoteo 4:14 (NTV). Al enviarle la segunda carta vuelve sobre el asunto: “Timoteo... te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio... Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina...”, 2ª Timoteo 1:3-7 (NTV). Pablo lo estaba animando a perseverar. Timoteo no necesitaba nuevas revelaciones ni nuevos dones; necesitaba el valor suficiente para usar los dones que ya había recibido. Pablo lo exhorta a no menospreciar, ignorar o desvalorizar los dones que Dios le había dado. Este es el error en el que caen muchas personas que piensan que con el solo hecho de ser piadosas o santas, el poder se activará para cumplir con la misión de Dios en sus vidas. Si la santidad activara por sí sola los dones de Dios, Timoteo no hubiera necesitado esta corrección, ya que no había alguien más santo que Él. Recordemos que aunque Timoteo era tremendamente tímido y con frecuentes enfermedades, estaba dispuesto a acompañar a Pablo en misiones difíciles. En el momento de su ordenación (alrededor de los 20 años), Timoteo había recibido dones especiales del Espíritu que lo capacitaban en el servicio a la iglesia. Timoteo es mencionado 6 veces en los Hechos de los Apóstoles, 17 veces en las epístolas paulinas, y 1 vez en la carta a los Hebreos. Timoteo tuvo sin dudas una marcada importancia histórica a los ojos del apóstol Pablo. En la segunda carta a Timoteo, escrita desde la cárcel en Roma, Pablo le pide que viniera antes del invierno, 2ª Timoteo 4:21. Eran cercanos y amados. No sabemos si se vieron. Timoteo murió como mártir en Éfeso.
La Biblia dice: “Dios... les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros”, 1ª Pedro 4:10 (NTV). Si eres una persona nacida de Dios puedes estar segura que Él te ha dado, por lo menos, un don. Ese don te da la habilidad para hacer algo que está más allá de tu capacidad natural. Entonces no trabajes apoyado en tus talentos naturales cuando tienes una gracia que te faculta para ir más allá. No está bien dejar que los dones de Dios se duerman. “Úsenlos bien para servirse los unos a los otros”. Los dones no son para ti mismo sino, para servir a los demás y edificar el reino de Dios. Recuerda que el don no es tuyo. “Todo lo que tienes, Dios te lo ha dado. Entonces, ¿por qué presumes como si lo hubieras conseguido tú mismo?”, 1ª Corintios 4:7 (PDT). Formamos parte de un cuerpo y cada miembro tiene una función diferente. Feliz la persona que conoce su don y opera en ese don, edificando el cuerpo de Cristo. Miserable el hombre o la mujer que trata de operar en los dones de otras personas. ¿Por qué nos seducen tanto los ministerios de plataforma? Dios dijo que las partes del cuerpo que no se ven son más importantes que las que se ven: “De hecho, algunas partes del cuerpo que parecieran las más débiles y menos importantes, en realidad, son las más necesarias”, 1ª Corintios 12:22 (NTV). Una persona puede vivir sin una pierna; sin embargo, la pierna suele recibir mucha atención. Seguramente has escuchado elogiar las piernas de una persona, pero ¿has escuchado alguna vez que alguien dijera: “que hermoso hígado tienes”? Lo interesante es que se puede vivir sin las piernas, pero no si el hígado.
A menudo grabamos programas que se emiten en la televisión. Cada uno de esos programas tiene una pre y post producción que pocos conocen. Son horas de trabajo de muchas personas para que un programa pueda salir al aire. Todo eso no se ve, pero sin esas personas el programa no puede emitirse. No menosprecies los dones que Dios te dio. Asegúrate que los dones no estén durmiendo. Puede que tu don se relacione con algún servicio poco visible, pero eso no significa que sea menos necesario o que tenga menos recompensa. Honras a Dios cuando lo sirves ejerciendo el don que te dio. ¿Por qué se duermen los dones de Dios en nosotros? “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina”, 1ª Timoteo 3:7 (NTV). Pablo le dice a Timoteo que sus dones están inactivos porque tiene un espíritu que lo intimida. Como líder joven en una iglesia con muchos problemas, Timoteo debió haberse sentido cohibido, abrumado. El don de Dios se duerme cuando nos sentimos intimidados o menoscabados. Rompe con la intimidación por el poder de la fe y haz lo que Dios te dijo que hicieras.
El miedo es la principal razón por la que los cristianos no comienzan o no terminan el trabajo de Dios. ¡Que no sea tu caso!
Oración. “Padre, en el nombre de Jesús, perdóname por no entender que tú mismo me capacitas para el servicio. Tu invitación a la intimidad abarca los frutos que surgirán de mi servicio. Hoy me decido por una vida de intimidad y servicio en el poder del Espíritu. Perdona mi independencia y mi timidez. Renuncio a cualquier forma de intimidación, pues Dios no me dio espíritu de temor sino de poder, amor y dominio propio. Rompo con las dudas y cualquier forma que adopte el miedo sobre mi vida, mi casa, el ministerio, el trabajo y todo lo que Dios ha puesto bajo mi cuidado. Serviré con alegría y fe en el poder de Cristo resucitado. Amén”.
A menudo grabamos programas que se emiten en la televisión. Cada uno de esos programas tiene una pre y post producción que pocos conocen. Son horas de trabajo de muchas personas para que un programa pueda salir al aire. Todo eso no se ve, pero sin esas personas el programa no puede emitirse. No menosprecies los dones que Dios te dio. Asegúrate que los dones no estén durmiendo. Puede que tu don se relacione con algún servicio poco visible, pero eso no significa que sea menos necesario o que tenga menos recompensa. Honras a Dios cuando lo sirves ejerciendo el don que te dio. ¿Por qué se duermen los dones de Dios en nosotros? “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina”, 1ª Timoteo 3:7 (NTV). Pablo le dice a Timoteo que sus dones están inactivos porque tiene un espíritu que lo intimida. Como líder joven en una iglesia con muchos problemas, Timoteo debió haberse sentido cohibido, abrumado. El don de Dios se duerme cuando nos sentimos intimidados o menoscabados. Rompe con la intimidación por el poder de la fe y haz lo que Dios te dijo que hicieras.
El miedo es la principal razón por la que los cristianos no comienzan o no terminan el trabajo de Dios. ¡Que no sea tu caso!
Oración. “Padre, en el nombre de Jesús, perdóname por no entender que tú mismo me capacitas para el servicio. Tu invitación a la intimidad abarca los frutos que surgirán de mi servicio. Hoy me decido por una vida de intimidad y servicio en el poder del Espíritu. Perdona mi independencia y mi timidez. Renuncio a cualquier forma de intimidación, pues Dios no me dio espíritu de temor sino de poder, amor y dominio propio. Rompo con las dudas y cualquier forma que adopte el miedo sobre mi vida, mi casa, el ministerio, el trabajo y todo lo que Dios ha puesto bajo mi cuidado. Serviré con alegría y fe en el poder de Cristo resucitado. Amén”.