Para cambiar tu vida tienes que cambiar tus prioridades 4/9/2022 #1212

Episode 223,   Sep 04, 2022, 01:56 PM

Episode image
Pastor José Luis Cinalli
4/9/2022
Para cambiar tu vida tienes que cambiar tus prioridades

Busquen primero el reino de Dios y hacer su voluntad, y… Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten…”, Mateo 6:33 (BDA2010, TLA).

En la oración modelo del Padre nuestro Jesús nos enseñó a pedir primero por Dios y su obra y, luego, por nuestro bienestar espiritual, Mateo 6:9-13. Además prometió suplir TODAS nuestras necesidades si los intereses de Dios se convertían en nuestra prioridad, Mateo 6:33. Son muy pocos los que reconocen la importancia de este principio espiritual. Relegar a Dios es tan malo como renegar de Él. Postergar los asuntos espirituales y eternos en provecho de los temporales y pasajeros es un mal negocio. Jesús dijo: “… Recuerda que tu Padre celestial sabe lo que necesitas, y te lo proporcionará si le das el primer lugar en tu vida…, Mateo 6:32-33 (NT-BAD). Queda claro entonces que ¡Dios suplirá nuestras necesidades siempre que coloquemos sus intereses por encima de los nuestros!

Veamos algunos ejemplos en la Biblia que reflejan el modelo de oración establecido por Jesús. ¿Recuerdas qué hicieron los primeros creyentes, después de ser amenazados de muerte por predicar a Cristo? Se reunieron para orar. “… Dios nuestro mira cómo nos han amenazado. Ayúdanos a no tener miedo de hablar de ti ante nadie…”, Hechos 4:29 (TLA). Observa la oración. No pidieron protección ni venganza para sus enemigos; solo valor para seguir predicando. Complacido con la oración el Señor hizo temblar el lugar donde estaban reunidos  “… y todos ellos quedaron llenos del Espíritu Santo. A partir de ese momento, todos hablaban sin temor acerca de Jesús”, Hechos 4:31 (TLA). Tan solo imagina lo que habría sucedido si aquellos primeros cristianos hubieran obedecido la orden del tribunal supremo. De la misma manera el futuro del mundo depende de los esfuerzos que hagamos para que el evangelio sea difundido. Cuando somos intimidados y callamos para no ser rechazados o, simplemente somos indiferentes a la necesidad espiritual de los demás estamos obedeciendo la orden del Sanedrín. ¿Debemos respetar la voluntad de quienes no quieren que Cristo sea predicado? ¿Obedeceremos a quienes nos ordenan callar? Es cierto que Jesús nos enseñó a respetar a las autoridades. Él dijo: “… den al César lo que pertenece al César…”, Mateo 22:21 (NTV). Incluso el apóstol Pablo enfatizó esta enseñanza. Él dijo: “Toda persona debe someterse a las autoridades de gobierno…”, Romanos 13:1 (NTV); Tito 3:1; 1ª Pedro 2:13. Sin embargo, cuando una orden humana contradice una ley divina debemos escoger obedecer a Dios. Esto fue lo que hicieron los apóstoles: “¿Acaso piensan que Dios quiere que los obedezcamos a ustedes en lugar de a él?... Tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier autoridad humana, Hechos 4:19 y 5:29 (NTV). Aquella primera iglesia nos enseña el camino a la victoria: ni la discusión ni los argumentos, pero sí la oración.

El A.T. registra una oración parecida. El rey asirio le envía una provocadora carta a Ezequías, rey de Judá: “… Tú confías en tu Dios, pero no te dejes engañar por él cuando te dice que yo no conquistaré Jerusalén. Como bien sabes, los reyes de Asiria han destruido por completo a cuanto país quisieron. ¡No creas que tú te vas a salvar!”, 2º Reyes 19:10-11 (TLA). ¿Y qué hizo Ezequías? “Tomó la carta… fue al templo… y oró diciendo: “Dios de Israel… Escucha lo que dijo Senaquerib para ofenderte a ti… Te rogamos que nos salves… para que todas las naciones de la tierra sepan que tú eres el único Dios”, 2º Reyes 19:14-19 (TLA). Una oración así, motivada por la gloria y los intereses del Señor, siempre recibe respuesta: “Esa noche, el ángel de Dios fue y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados del ejército asirio... Entonces Senaquerib regresó a su país y…sus hijos… lo mataron…”, 2º Reyes 19:35-37 (TLA).

Veamos ahora algunos ejemplos bíblicos de personas bendecidas, como consecuencia de colocar a Dios en la cima de sus prioridades. Empecemos por Ana. Es verdad que ella tuvo cinco hijos, pero esto sucedió después que le dio a Dios el primero, 1º Samuel 2:21. Salomón es otro caso. Su extraordinaria prosperidad fue la consecuencia de pensar primero en los intereses de Dios: “Como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo… te daré lo que no me pediste: riquezas y fama…, 1º Reyes 3:11-13 (NTV). Pensemos ahora en la mujer sunamita. La intención de alojar al profeta en su casa no era aprovecharse de él sino honrar a Dios haciéndolo sentir como ‘en casa’. Su actitud atrajo el favor divino y ella obtuvo la única bendición que la vida le negaba: un hijo,  2º Reyes 4:15-17. ¡La bendición llega cuando Dios se convierte en el centro de nuestra vida! “Demuéstrale a Dios que para ti él es lo más importante… así nunca te faltará ni comida ni bebida, Proverbios 3:9-10 (TLA).

Recordemos la historia de la viuda de Sarepta. El profeta Elías la desafió a darle a Dios lo poco que tenía, bajo la promesa de que todas sus necesidades serían suplidas: “… Siempre habrá harina y aceite… en tus recipientes ¡hasta que el SEÑOR mande lluvia y vuelvan a crecer los cultivos!”, 1º Reyes 17:14 (NTV). La mujer priorizó los intereses de Dios y “tal como la palabra del Señor lo había anunciado… no se agotó la harina de la tinaja ni se acabó el aceite del jarro, 1º Reyes 17:16 (NVI). Lo mismo sucedió con Ezequías quien “… agradó al Señor… Todo lo que hizo en favor del templo del Señor, de la ley y de los mandamientos, lo hizo buscando siempre a su Dios, con todo su corazón. Por eso tuvo éxito… y fue prosperado, 2º Crónicas 31:20-21 (BDA2010, RVC). Ahora bien, poner a Dios en la cima de nuestras prioridades atrae bendición y prosperidad; pero el no hacerlo atrae pobreza y miseria. Cuando los israelitas relegaron la construcción del templo del Señor para edificar sus propias casas fueron maldecidos: “Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres; y cuando trajeron la cosecha a su casa, yo la hice desaparecer con un soploYo mandé la sequía… ¿Y saben por qué lo hice? … Porque mi templo está en ruinas mientras que ustedes sólo piensan en arreglar sus propias casas… ¡Por eso sufren…!”, Hageo 1:9-11 (NTV y TLA). Los israelitas no renegaron de Dios, ‘simplemente’ lo relegaron a un segundo plano. La edificación del templo había quedado suspendida para dedicarse a los intereses personales. ¿No hacemos lo mismo? El trabajo, los negocios y el estudio son bendiciones de Dios, pero no deben ser un estorbo en nuestra relación y servicio a Dios. ¡Cuidado con dar atención primaria a las cosas secundarias! Cuando los israelitas antepusieron sus intereses a los de Dios les sobrevino la debacle. El sueldo no les alcanzaba, los campos no le producían y las cosechas eran escasas. Pero todo cambió el día en que volvieron a colocar a Dios en la cima de sus prioridades: “… Hoy… ustedes han puesto los cimientos de mi templo… a partir de hoy voy a bendecirlos, Hageo 2:18-19 (TLA).  

Veamos ahora un ejemplo en el N. T. Pablo enfatiza que las necesidades de la iglesia en Filipo serían suplidas porque siempre estuvieron comprometidos con Dios y su obra: “Filipenses… cuando comencé a anunciar el mensaje de Dios… ustedes fueron la única iglesia que me ayudó con mis ingresos y gastos. Y cuando estuve en Tesalónica ustedes me enviaron ayuda más de una vez. En realidad, yo no pretendo que me den regalos, sino que ustedes reciban todos los beneficios de Dios por ser generosos, Filipenses 4:15-17 (PDT). Y, ¿cuáles son esos beneficios? Provisión para todas las necesidades: Dios les dará… todo lo que les falte…, Filipenses 4:19 (DHH). ¿Lo ves? Servir a Dios tiene recompensa: “Disfruta sirviendo al Señor y él te dará lo que necesites, Salmo 37:4 (PDT). Pensemos ahora en algún ejemplo bíblico de oración egoísta. El más claro es el de la madre de Zebedeo y Juan. La mujer se acercó a Jesús y le dijo: “… Prométeme que estos dos hijos míos se podrán sentar y gobernar contigo en tu reino. Quiero que se sienten el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda… Pero Jesús le dijo: — ¡No sabes lo que estás pidiendo!, Mateo 20:21-22 (PDT, NT-BAD). Aquí tenemos a una madre que, según ella, lo mejor para sus hijos era grandeza en este mundo terrenal. Pretendía ventajas sobre el resto de los apóstoles. Esa es una forma equivocada de pedir, Santiago 4:3. Padres, el verdadero éxito para nuestros hijos no se logra estableciéndose en una profesión o negocio y mucho menos logrando reconocimiento humano o posesiones terrenales. El éxito se logra cuando somos fieles a Dios. Jesús nos ofrece ‘grandeza’, pero a través del camino de la cruz. El honor y la felicidad llegarán solo mediante el servicio.   

Concluimos diciendo que el que quiera agradar a Dios, recibir contestación a sus oraciones y que sus necesidades sean suplidas deberá colocar a Dios y a su obra en la cima de sus prioridades. El que antepone los intereses del Señor a los suyos propios vive bajo cielos abiertos.