CREER es saber que Dios puede. CONFIAR es creer que Dios quiere 21/06/2020 #1097

Episode 100,   Jun 21, 2020, 09:22 PM

Pastor José Luis Cinalli
21/06/2020
 
CREER es saber que Dios puede. CONFIAR es creer que Dios quiere 
 
Cuando el pueblo clame al SEÑOR por ayuda… él… lo rescatará, Isaías 19:20 (NTV).
 
Los israelitas vivieron esclavizados en Egipto por más de 400 años, Génesis 15:13. Buscaron atenuar el sufrimiento de muchas maneras, inclusive suplicando la ayuda del Faraón: “… Los… israelitas fueron a rogarle al faraón: —Por favor, no trate así a sus siervos… Pero el faraón gritó: — ¡Ustedes son unos holgazanes!... ¡Vuelvan ya mismo a trabajar!..., Éxodo 5:15-18 (NTV). Sin embargo, la libertad solo llegó cuando buscaron a Dios: “… Los israelitas… clamaron por ayuda y su clamor subió hasta Dios…”, Éxodo 2:23 (NTV). Dios dijo: He oído… el clamor…”, Éxodo 6:5 (SB-MN). “… He escuchado sus gritos pidiéndome ayudaPor eso he venido a librarlos del poder egipcio, Éxodo 3:7-8 (TLA). Los israelitas recibieron la ayuda de Dios cuando se la pidieron: Cuando clamamos al SEÑOR, él nos oyó… y nos sacó de Egipto…”, Números 20:16 (NTV). ¡Dios siempre responde a la oración de aquellos que claman con fe!
 
Lo que nadie entiende es por qué esperaron tanto tiempo para clamar a Dios. ¿Habrán creído que el sufrimiento despertaría la bondad del Señor? Es común hoy en día que las personas crean que Dios está obligado a ayudarlas porque se hallan en alguna necesidad. Y cuando no reciben se enojan y le echan la culpa a Dios de todas sus desgracias. Lo que tenemos que saber es que Dios actúa como respuesta a la fe y no a la necesidad. ¿Por qué crees que Dios le dio un hijo a Ana? No fue porque tenía el deseo de ser madre sino porque clamó con fe. Ana era una mujer piadosa. Ofrecía sacrificios al Señor todos los años en el lugar de la adoración. Pero aun así Dios no atendía su necesidad. Al igual que el pueblo de Israel en Egipto sufría y se lamentaba por la situación que padecía. Incluso lloraba de angustia y perdía el apetito, 1º Samuel 1:7. Pero ni su necesidad ni sus lágrimas tocaron el corazón de Dios. Solo la fe lo hizo. Dios respondió cuando Ana clamó: “… Muy dolorida de alma… suplicó al Señor y llorando lloró”, 1º Samuel 1:10 (Septuaginta). No solo clamó sino que lo hizo con fe. Oró y oró hasta creer que Dios la había escuchado. Cuando ella tuvo la certeza de que el milagro había sido hecho “se fue por su camino, entró en su vivienda... comió con su marido... y su rostro no volvió a decaer… nunca más volvió a estar triste, 1º Samuel 1:18 (Jünemman y DHH). Quejarnos de la crisis en la que estamos no la resolverá. Dejar que el tiempo pase tampoco. Lo que debemos hacer es levantar la mirada y clamar a Dios, tal como lo hicieron los israelitas. En ese tiempo algunas personas de fe, entre quienes probablemente hayan estado los padres de Moisés (no te olvides que Amram (el padre) murió a los 137 años, Éxodo 6:20) estimularon la fe moribunda del pueblo contándoles historias acerca del poder de Dios. Todo el pueblo se unió a un ‘clamor nacional’ recordando las promesas de salvación. Imagina a Jocabeb relatando la experiencia del niño rescatado del Nilo por la hija del Faraón o, a su esposo Amram predicando acerca de José. Como resultado de una fe renovada el pueblo clamó y Dios respondió: “¡Dios… se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá, Isaías 30:19 (BAD).
 
El que clama a Dios obtiene su ayuda. ¿Recuerdas cuando los israelitas salieron de Egipto? El Faraón y su ejército fueron tras ellos: “entonces los Israelitas… clamaron al SEÑOR, Éxodo 14:10 (NBLH). ¿Y qué sucedió? Dios hizo que el mar se los tragara vivos: “No sobrevivió ni uno de los egipcios que entró al mar para perseguir a los israelitas…”, Éxodo 14:28 (NTV). Años después los israelitas hicieron lo malo a los ojos del SEÑORlo cual hizo que el SEÑOR… los entregara en manos de… los enemigos, Jueces 2:11-14 (NTV). En medio del sufrimiento clamaron y Dios los liberó nuevamente: En sus momentos de angustia clamaron a ti, y desde el cielo los escuchaste. En tu gran misericordia, les enviaste libertadores que los rescataron de sus enemigos”, Nehemías 9:27 (NTV). Este patrón de comportamiento se repetirá una y otra vez a lo largo de siglos. El pueblo vivía en paz hasta que se alejaba de Dios. Cuando esto sucedía el Señor los vendía como esclavos y después de muchos sufrimientos se acordaban de Dios, quien en su misericordia los liberaba de la esclavitud: Jueces 3:7-9; 3:12-15; 4:1-3; 6:1-6; 10:6-10. Ahora bien, el Señor los ayudaba solo si ellos se volvían a Él arrepentidos: Clamaron al SEÑOR… y confesaron: Hemos pecado… Luego el SEÑOR envió a… Samuel para salvarlos…y ustedes vivieron a salvo”, 1º Samuel 12:10-11 (NTV). Cuando el que clama está en pecado y no quiere arrepentirse su clamor no tiene resultado: “Los llamé… y no me hicieron caso… Por eso… cuando clamen por ayuda, no les responderé…”, Proverbios 1:24-28 (NTV). Cuando llamen al Señor, él no les responderá. Esconderá su rostro de ustedes por todas las maldades que han hecho, Miqueas 3:4 (PDT); Zacarías 7:13. “¡Son tan malvados… que por eso Dios no les responde! ¡Por eso el Dios todopoderoso no atiende sus… ruegos!”, Job 35:12-13 (TLA).
 
Existe otra condición para que el clamor sea escuchado. El que clama debe tener fe: “Clamaron a Dios… y él contestó su oración porque confiaron en él…”, 1º Crónicas 5:20 (NTV). “Dios… bendice a los que en él confíana quien pone su esperanza en… Dios, Salmo 146:5 (TLA y DHH). Clamar no es hacer una oración al pasar, mientras bostezamos. El clamor nace de un corazón que ha tocado fondo y ya no tiene opciones. Es el caso de Ana y de la mujer sirofenicia, incluso de la que tenía flujo de sangre. Todas ellas acudieron a Jesús convencidas de que nadie más podía ayudarlas. Y Dios las ayudó. Lo mismo sucedió cuando los israelitas clamaron: “Han llegado a mis oídos los gritos desesperados de los israelitas…”, Éxodo 3:9 (NVI). Jeremías aconseja: “… ¡Levántate y grita! ¡Vierte tu corazón, como un torrente, en la presencia del Señor!...”, Lamentaciones 2:19 (RVC). ¿Y qué decir de Jesús? “Era tal su agonía, era tan intensa su oración, que el sudor que le brotaba de la frente parecía enormes gotas de sangre…”, Lucas 22:44 (NT-BAD). “Cristo… oró llorando y suplicando a gritosofreció oraciones y súplicas con gran clamar y lágrimas, Hebreos 5:7 (PDT y NTV). ¿Alguna vez clamaste a Dios llorando y gritando? No hablo de ese tipo de gritos que escuchamos en la casa o en la calle. No son gritos de enojo, furia o ira. Son gritos de fe y esperanza. Son gritos que reconocen a Dios como la única opción posible. ¿Sabes una cosa? Muchas de nuestras oraciones no son contestadas porque no clamamos. Son oraciones tibiecitas. Golpeamos las puertas del cielo muy poco y con escasa entrega o pasión. Con frecuencia ni siquiera estamos convencidos de que Dios vaya a respondernos.
 
Entonces, ¿qué haremos ahora que sabemos que Dios responde solo al clamor que se hace con fe? ¿Clamaremos? ¿Clamaremos para ser libres de esta pandemia? ¿Clamaremos para que la nación se vuelva a Dios? ¿Clamaremos por un avivamiento? Si lo hacemos Dios nos escuchará. Insisto en este punto. La solución a tu problema no es la resignación. El tiempo no lo solucionará. Bajar a Egipto y pedir la ayuda del Faraón tampoco. Aprendamos de todos estos ejemplos bíblicos y clamemos a Dios. David dijo: “En mi angustia, clamé al SEÑOR… para pedirle ayuda. Él me oyó… mi clamor llegó a sus oídos, Salmo 18:6 (NTV). Si clamas, el Señor responderá a tus gritos…”, Isaías 58:9 (SB-MN). “Invocarás, y el SEÑOR responderá; Clamarás, y El dirá: “Aquí estoy’, Isaías 58:9 (NBLH).Clama a mí en el día de angustia; yo te libraré…”, Salmo 50:15 (VM). Cuando ustedes clamen a Mí y oren a Mí, Yo los escucharé, Jeremías 29:12 (Kadosh). Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”, Jeremías 33:3 (BAD). Les responderé antes que me llamen. Cuando aún estén hablando de lo que necesiten, ¡me adelantaré y responderé a sus oraciones!, Isaías 65:24 (NTV). “Pidan a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él los atenderá. Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama, es atendido”, Mateo 7:7-8 (TLA). “Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y yo la haré…”, Juan 14:13 (NTV). El SEÑOR oye a los suyos cuando claman a él por ayuda; los rescata de todas sus dificultades”, Salmo 34:17 (NTV). “El SEÑOR oye el clamor de los necesitados…”, Salmo 69:33 (NTV).Él salvará al pobre que suplica y al necesitado que no tiene quien lo ayude, Salmo 72:12 (DHH). “… Confíen siempre en él, desahoguen con él su corazón, que Dios es nuestro refugio”, Salmo 62:8 (BNP). Claman a Jehová… y él los saca de sus aprietos, Salmo 107:28 (VM). Clamaré a Dios, y el SEÑOR me rescatará, Salmo 55:16 (NTV). “… Tú respondes a nuestras oraciones…”, Salmo 65:2 (NTV). “Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración”, Mateo 21:22 (PDT). Dios… siempre está dispuesto a ayudarnos en los momentos difíciles, Salmo 46:1 (PDT). De algo pueden estar seguros: …el SEÑOR… responderá cuando lo llamen, Salmo 4:4 (NTV).