Coronavirus: ¿una plaga apocalíptica? 15/03/2020 #1083
Episode 85, Mar 16, 2020, 01:17 AM
José Luis Cinalli
15/3/2020
15/3/2020
Coronavirus: ¿una plaga apocalíptica?
“Vi otro ángel… llevando el sello del Dios viviente. Gritó a los cuatro ángeles que habían recibido poder para dañar…: “¡Esperen! No hagan daño… hasta que hayamos puesto el sello de Dios en la frente de sus siervos”… Fueron sellados 144.000 de todas las tribus de Israel”, Apocalipsis 7:2-4 (NTV).
El capítulo siete de Apocalipsis está dedicado a contestar la pregunta del capítulo anterior: “El gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”, Apocalipsis 6:17. Nadie podrá sobrevivir al día de la ira del Señor excepto aquellos que sean sellados por Dios ¿Y quiénes serán? “… Los que oyeron el mensaje de la verdad… y abrazaron la fe, fueron sellados como propiedad de Dios…”, Efesios 1:13 (DHH). ¿Y para qué serán selladas esas personas?
1. Para ser protegidas de la ira de Dios y del poder satánico. En los últimos tiempos la actividad demoníaca será muy intensa. Demonios que hoy están en el “pozo del abismo” serán liberados sobre la tierra: “… Vi una estrella que cayó del cielo… Y abrió el pozo del abismo y… salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder…”, Apocalipsis 9:1-3. La estrella que cae del cielo es Lucifer, ya que la Biblia lo llama “estrella matutina”, Isaías 14:12 (Castillian). ¿A quiénes representan las langostas? Probablemente a los ángeles caídos: “Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al abismo…”, 2ª Pedro 2:4 (BAD). Ángeles caídos arrojados al abismo y langostas que salen del abismo. ¿Qué otra cosa podrían ser esas langostas sino demonios? “Dios… los arrojó al abismo… reservándolos para el juicio”, 2ª Pedro 2:4 (BAD). Advierte este hecho. No dice que están reservados para ser castigados (aunque ese será su destino eterno, Mateo 25:41) como sí se dice de las personas pecadoras: “Sabe el Señor… reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio”, 2ª Pedro 2:9. Entonces, ¿para qué están guardados? Para ser usados en el día de la ira: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad… los ha guardado… en prisiones eternas, para el juicio del gran día”, Judas 1:6. Esos demonios serán la vara que Dios utilice para castigar a la humanidad rebelde: “Se les ordenó que dañaran… solamente a las personas que no tuvieran el sello de Dios…”, Apocalipsis 9:4 (NTV). Ninguno de los sellados se perderá. Los 144.000 estarán de pie junto a Cristo al final de la gran tribulación. No faltará ni uno solo. El Señor los protegerá a todos.
Dios siempre ha protegido a sus escogidos. ¿Recuerdas las plagas que cayeron sobre los egipcios? Dios dijo: “… Haré una clara distinción entre mi pueblo y tu pueblo”, Éxodo 8:23 (NTV). La plaga de las moscas no afectó a los israelitas, tampoco la del granizo: “En el territorio… donde vivían los israelitas, no cayó un solo granizo”, Éxodo 9:26 (TLA). ¿Y qué sucedió con la plaga de la muerte? “Todos los animales de los egipcios murieron, pero los israelitas no perdieron ni un solo animal”, Éxodo 9:6 (NTV). Dios le prometió a su pueblo “… No habrá ninguna plaga que los destruya a ustedes…”, Éxodo 12:13 (PDT). Dios trata a sus hijos de una manera diferente a como lo hace con aquellos que lo rechazan: “Mi pueblo vivirá seguro, tranquilo en su hogar y encontrará reposo… el SEÑOR bendecirá grandemente a su pueblo…”, Isaías 32:18-20 (NTV). En medio de este tiempo de tanta incertidumbre mundial hemos decidido confiar en Dios y creer a sus promesas y espero que tú hagas lo mismo. Ya que hemos sido sellados por Dios confiemos en que también seremos protegidos: “Dios… nos ha puesto una marca que muestra que le pertenecemos: el Espíritu en nuestros corazones…”, 2ª Corintios 1:21-22 (PDT), Efesios 4:30. Ahora bien, la protección de Dios no es a cualquier precio. Dios levanta una muralla protectora alrededor de sus hijos obedientes: “Dado que has obedecido… yo te protegeré…”, Apocalipsis 3:10 (NTV). ¿Te acuerdas de Job? Dios lo protegía porque él era santo y obediente. Hasta el mismo Satanás lo reconoció: “Siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades…”, Job 1:10 (NTV). Dios levantó un cerco protector alrededor de Job y su familia, una cobertura espiritual que bloqueaba el acceso demoniaco. La valla lo mantenía seguro, pero si la valla se rompía quedaba desprotegido: “… Al que rompiere el vallado, le morderá la serpiente”, Eclesiastés 10:8 (SRV 2004). La serpiente representa a Satanás. Dentro del cerco estamos seguros; del otro lado estamos expuestos al mundo demoníaco. ¿Y qué cosa puede romper el cerco? El pecado. ¡Hay que entenderlo espiritualmente! La mordida de la serpiente (Satanás) ocasiona sufrimiento, así que no rompas el cerco. Mantente dentro del muro protector de Dios y su bendición nunca te faltará.
2. Para predicar el evangelio. En medio de la ira futura Dios mostrará su gracia como siempre lo hizo. Escogerá a 144.000 personas convertidas durante la gran tribulación y las enviará a predicar a todo el mundo, dándole a la gente la oportunidad de ser salvada. Será el mayor equipo misionero enviado jamás para predicar el evangelio. Y será también el mayor despertar espiritual de todas las épocas. Juan describe a los salvos de ese tiempo como “una enorme multitud… que nadie podía contarla”, Apocalipsis 7:9. Desde que el primer hombre pecó Dios le dio a la gente la oportunidad de salvación. Se dice que Noé fue pregonero de justicia anunciando la salvación por fe al mundo antediluviano, 2ª Pedro 2:5. Dios envió a Jonás para predicar el arrepentimiento en la ciudad de Nínive, Jonás 1. Ese mensaje predicó Juan el Bautista y aun el mismo Jesús, y es la responsabilidad de la iglesia anunciar el evangelio en este tiempo. Mientras exista un pecador sobre la tierra la proclamación del evangelio nunca se interrumpirá, como tampoco la salvación por gracia. Se cumplirá la palabra del Señor: “Es necesario que el evangelio sea predicado… a todas las naciones”, Marcos 13:10.
Finalicemos con una reflexión. Dios marca a sus seguidores indicando que son de su propiedad. El diablo hace lo mismo: “Hacía que a todos… se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente… el número de la bestia… es seiscientos sesenta y seis”, Apocalipsis 13:16-18. Aquí tenemos a los marcados por el Señor y a los marcados por la bestia. Los escogidos por el Señor son enviados a predicar esperando que miles de personas sean salvadas de la condenación eterna. Los marcados por el diablo también son enviados pero para engañar a las personas esperando que pierdan sus almas y se vayan con él al infierno. A todos les queda poco tiempo. A unos para reconciliar a la gente con Dios, y a los otros para arruinarlos para siempre. ¿A qué grupo perteneces? ¿Se puede decir que pertenecemos a los sellados del Señor cuando no hacemos el mínimo esfuerzo para anunciar el evangelio de la gracia? De algo estamos seguros: los seguidores del diablo están trabajando horas extras para impedir que el evangelio del amor de Dios sea difundido. Los servidores del infierno están en todos los estamentos sociales y bajo el manto de solidaridad y compromiso social entorpecen la predicación del evangelio. En algún lugar del segundo cielo me imagino al anticristo, el hijo de Satán, preguntándole a su mentor, el falso profeta: “¿Cuánto tiempo nos queda?”, aludiendo por supuesto al tiempo que le resta para marcar con el número de la bestia a la mayor cantidad de personas posibles. Me pregunto, ¿trabajamos nosotros con la misma premura para salvar a las personas de la condenación eterna? Nuestra pereza tendrá consecuencias. Dios le dijo a Ezequiel que anunciara el mensaje y que si no lo hacía demandaría de él la sangre de los perdidos: “… Su sangre demandaré de tu mano…”, Ezequiel 3:18. Algún día, millones y millones de personas marcharán ante el trono de Dios señalándonos con el dedo acusador y clamando: “nadie se preocupó por mi alma”. Entonces tú y yo tendremos que justificarnos y ¿qué diremos? Sí, iremos al cielo pero con sangre en nuestras manos, la sangre de aquellos que pudimos haber ganado si hubiéramos hecho lo que Dios nos pidió. ¿Qué mejor momento que el que estamos viviendo para llevar esperanza a quien no la tiene? ¿Qué más debe suceder para que la iglesia despierte y la gente se vuelva a Dios? Esta grave pandemia es un llamado de atención para todos. Quiera Dios que entendamos el mensaje escondido detrás del coronavirus.