No te olvides que Dios no se olvida de ti - 08/03/2020 #1082

Episode 84,   Mar 09, 2020, 12:57 AM

Pastor José Luis Cinalli
 8/3/2020
No te olvides que Dios no se olvida de ti
 
“Cuando el Cordero rompió el sexto sello… hubo un gran terremoto. El sol se oscureció… y la luna se puso… roja como la sangre. Las estrellas… cayeron… El cielo desapareció como un pergamino que se enrolla y… la gente se escondió en cuevas y detrás de las rocas… Todos les decían a las montañas y a las rocas: “Caigan sobre nosotros y escóndannos del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero. El gran día de su ira ha llegado…’”, Apocalipsis 6:12-17 (PDT).
 
De aquí a un tiempo habrá una catástrofe cósmica: el sol se apagará, el cielo se enrollará como un pedazo de papel, las estrellas caerán como higos sacudidos por el viento y la tierra temblará como nunca antes. Estos cataclismos formarán parte de los terrores del día del juicio que dejarán a la humanidad completamente aterrorizada. Jesús dijo: “Pasarán cosas fuera de lo común con el sol, la luna y las estrellas… En la tierra la gente estará confusa y afligida…”, Lucas 21:25 (PDT). Nadie querrá estar el día en que Dios derrame su ira. La furia humana es un clima templado en comparación con la ira Dios: El día del Señor será un día terrible. ¿Quién lo podrá soportar?”, Joel 2:11 (PDT). “¿Quién puede quedar en pie… cuando estalla tu ira?”, Salmo 76:7 (NTV). “... El Señor es… el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden hacer frente a su ira, Jeremías 10:10 (PDT). Ahora bien, ¿quiénes serán alcanzados por la ira de Dios? Dios muestra su ira… contra todos los que son pecadores y perversos”, Romanos 1:18 (NTV). “Si alguien… comete el pecado de rechazar al Salvador… lo único que le queda es esperar el terrible juicio y el fuego ardiente con que en su ira Dios ha de consumir a sus enemigos, Hebreos 10:26-27 (NT-BAD).
 
Examinemos ahora el pasaje de Apocalipsis. En el día de la ira del Cordero:
 
1.     Todos reconocerán que están siendo castigados por Dios. Las personas dirán: “El gran día de su ira ha llegado”. ¿Y cómo saben ellos del día de la ira de Dios? Porque fue profetizado: “Ya viene el día del Señor, día cruel, de furor y ardiente ira… haré que tiemble el cielo y que la tierra se mueva de su sitio, por el furor del Señor… en el día de su ardiente ira, Isaías 13:9-13 (NVI). “… Ese terrible día del Señor está cerca… un día de llanto amargo… un día… de terrible aflicción y angustia, un día de ruina y desolación, un día de oscuridad y penumbra…”, Sofonías 1:14-15 (NTV); Joel 2:31; Hageo 2:6; Isaías 30:27-28. Jesús dijo: “El sol se oscurecerá, la luna no dará luz, las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos… y habrá un profundo lamento entre todos los pueblos de la tierra…”, Mateo 24:29-30 (NTV). El día de la ira fue anticipado como una muestra más del gran amor de Dios que espera que las personas se arrepientan antes de que sea demasiado tarde porque en “el día del juicio… será destruida la gente que vive sin Dios”, 2ª Pedro 3:7 (NTV). Los mensajes de los profetas y apóstoles incluyeron temas como la ira del Señor y el juicio eterno para provocar temor de Dios en la gente. Y muchos lo lograron. Pedro lo incluyó en su primer sermón (Hechos 2:20) y tres mil personas se convirtieron a Dios.
 
2.     Todos sabrán que el sufrimiento será la consecuencia del pecado. “El día del Señor vendrá… para… destruir a los pecadores… castigaré al mundo por su maldad y a los perversos por su pecado…”, Isaías 13:9-11 (PDT). “... Por… no querer arrepentirte, vas acumulando ira para el día de la ira…, Romanos 2:5 (LPD); Romanos 2:8. “… El enojo del SEÑOR estallasobre las cabezas de los perversos…”, Jeremías 30:23 (NTV). Si bien es cierto que la consecuencia natural del pecado es la ira de Dios, ¿cómo se entiende entonces que haya personas malvadas que parecen no recibir su merecido castigo? No te confundas. Es posible que la ira de Dios se detenga temporalmente, pero es solo a causa de su gracia. Dios tiene paciencia, aunque no sabemos por cuanto tiempo. Antes de castigar nos advierte de las consecuencias del pecado: “… Aunque Dios tiene el derecho de mostrar su enojo y su poder, él es muy paciente con aquellos que son objeto de su enojo…”, Romanos 9:22 (NTV). El tiempo de gracia es también un tiempo de advertencia. Pero cuidado, ningún ser humano sabe el día en que la paciencia de Dios se termina y comienza el juicio. Por lo tanto, no demores un solo instante en hacer las paces con Dios. Recuerda que tu demora podría traer consecuencias eternas: “… Cuando… Jesús venga… castigará a los que no conocen a Dios y a los que se niegan a aceptar el plan que se les ofrece a través de nuestro Señor Jesucristo. Estos sufrirán la pena del infierno eterno, alejados para siempre de la presencia del Señor…”, 2ª Tesalonicenses 1:7-9 (NT-BAD).
 
3.     Todas las personas sabrán que son castigadas y condenadas porque lo quisieron. Todo el mundo tiene la oportunidad de escapar de la ira de Dios. Todo el mundo puede evitar el castigo eterno si acepta el salvoconducto que Dios ofrece: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda (no perezca CJ), más tenga vida eterna”, Juan 3:16. Advierte el “para qué” vino Jesús. ¡Para que nadie se pierda en el infierno! En su infinito amor Dios envió a su Hijo Jesús para que todo aquel que en Él crea sea librado de la condenación eterna. “Jesús… nos salva del castigo que el mundo va a recibir por su pecado”, 1ª Tesalonicenses 1:10 (PDT). “…Seremos salvos de la ira de Dios…”, Romanos 5:9 (PDT). Refiriéndose al día del Señor el profeta aclaró: “… Y todo el que invoque el nombre del Señor escapará con vida…”, Joel 2:32 (BAD). ¡Regresemos a Dios antes de que sea demasiado tarde!
 
En aquel horroroso día del Señor las personas sabrán que sufren por haber rechazado a Cristo. Podrían evitar el castigo si se arrepintieran y tomaran el salvoconducto que se les ofrece, pero no lo quieren. Prefieren sufrir e ir al infierno antes que rendir sus vidas a Dios. El joven rico hizo lo mismo. Quiso saber cómo entrar al cielo y Jesús le dijo como hacerlo, Marcos 10:17-24. Debía destronar de su corazón al dios dinero y colorar allí al Dios de los cielos. ¿Y qué hizo el joven? Rechazó la propuesta. Su lealtad a Mammon era tan fuerte que prefirió perderse en el infierno antes que abrazarse a Jesús e ir al cielo. No te sorprendas porque nosotros hacemos lo mismo. Sabemos que el pecado nos hace sufrir y que finalmente nos arrastra a la condenación eterna. Sin embargo, le somos fieles y no lo abandonamos. ¿Qué clase de negocio es ese? En lugar de refugiarnos en Dios, al igual que Adán, nos escondemos de Él. Vivir bajo la gracia no significa negar la ira de Dios sino la posibilidad cierta de ser salvos de su ira. ¿Cómo? Arrepintiéndonos y confesando nuestros pecados y permitiendo que nuestras vidas sean gobernadas por Dios. Dios manifiesta su profunda compasión con aquellos que se vuelven arrepentidos hacia Él confesando sus pecados y extendiendo su mano de fe para recibir el don de la salvación y la vida eterna. ¡Hemos sido llamados a escondernos en Dios, no de Dios!
 
En definitiva, la ira de Dios queda detenida si por fe nos refugiamos en Cristo y nos apropiamos de la obra sustitutoria del crucificado. Someternos a Dios nos aleja de su enojo: “No sean tercos… sométanse al SEÑORpara que su ira feroz se aleje de ustedes, 2º Crónicas 30:8 (NTV). Además, nos asegura la vida eterna: “… Vivir solo para Dios les asegura que tendrán la vida eterna, Romanos 6:22 (TLA). “A los que pertenecen a Jesucristo ya no les espera ninguna condenación, Romanos 8:1 (NT-BAD). El que se condena quedando bajo la ira de Dios es solo aquel que no quiere obedecer el mensaje del evangelio: “Los que no creen en El ni lo obedecen, jamás verán el cielo. ¡La ira de Dios permanece sobre ellos!, Juan 3:36b (NT-BAD). Queda claro: ¡si no nos acogemos a la gracia presente seremos envueltos en la ira futura! ¿Cuál es tu elección? Por nuestra parte ya hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas y te alentamos a que tú hagas lo mismo.