El evangelio de la codicia - La congregación de Satanás IV 21/07/19 (#1049)
Episode 49, Jul 22, 2019, 12:19 AM
Pastor José Luis Cinalli
21/7/2019
21/7/2019
El evangelio de la codicia
Congregación de Satanás IV
“Dicen ser… hijos de Dios… pero… son… congregación de Satanás”, Apocalipsis 2:9 (NT-BAD y DHH). “… Sustentan la causa de Satanás y dicen mentirosamente que son míos…”, Apocalipsis 3:9 (NT-BAD).
No es fácil aceptar la idea de que una iglesia que dice ser cristiana pueda pertenecer a Satanás. Pero eso es lo que dijo Jesús. Una característica distintiva de estas iglesias es su estatus espiritual: está casada con el pecado. La inmoralidad se aloja en el liderazgo o ellos la toleran abiertamente. Además, se levanta sobre el principio espiritual de rebeldía. Existen muchos ministerios actualmente maldecidos cuyos líderes no tuvieron nada que ver con la división que se produjo en sus comienzos. Pero el hecho de que no hayan participado no los exime de sufrir las consecuencias. En la época de David Israel sufría hambre por causa de un pecado no juzgado de un líder (Saúl) que ya había muerto, 2º Samuel 21:1. Es posible que tu ministerio no despegue y las cosas no fluyan porque está anclado a un principio satánico. Recuerda que el divisionista opera bajo autoridad demoníaca. Ata su vida y la de su ministerio al infierno. Y esa atadura no se rompe con el paso del tiempo sino con arrepentimiento, confesión y restitución. Es muy arriesgado ponerse bajo la autoridad de líderes divisionistas. ¡Los hijos del infierno engendran hijos para el infierno! “… Cruzan tierra y mar para ganar un solo seguidor, y luego lo convierten en un hijo del infierno dos veces peor que ustedes mismos”, Mateo 23:15 (NTV). Finalmente, los líderes de estas iglesias están desconectados de la fuente divina, son aconsejados por espíritus engañadores y como consecuencia predican doctrinas de demonios.
Existe una característica más en una congregación de Satanás: el evangelio está altamente comercializado. El evangelio se ofrece a bajo precio, el corazón de sus líderes está dominado por la avaricia y la administración de las financias no resulta clara. Los ingresos no se emplean para extender el evangelio. El dinero de gente con un corazón grande mantiene a líderes de pequeño corazón que viven al estilo de Hollywood o, se utiliza para proyectos que no son espirituales. Ejemplo de ello fue Elí, cómplice de la corrupción financiera de sus hijos quienes tomaban de las ofrendas de la gente para sus propios beneficios: “Los hijos de Elí eran muy malos… Hacían cosas terribles con las ofrendas que la gente llevaba al santuario… trataban las ofrendas del Señor con desprecio”, 1º Samuel 2:12 (TLA) y 17 (NTV). Dios permitía que los sacerdotes tomaran el muslo derecho y el pecho de los animales que la gente traía al templo para ser ofrecidos a Dios (Levítico 7:30-34) pero el criado del sacerdote metía el tenedor en el caldero y tomaba todo lo que le gustaba. Además se quedaban con la carne antes de que sea sacrificada a Dios porque la preferían asada antes que hervida. No solo le robaban a Dios sino que incitaban al pueblo a hacer lo mismo. La actitud relajada de los líderes con las ofrendas del Señor constituye una inspiración a la desobediencia. Los creyentes son desanimados a ofrendar cuando ven corrupción financiera en sus iglesias. Pedro dijo: “Entre ustedes surgirán falsos maestros… Tan avariciosos serán… que les dirán cualquier cosa con tal de sacarles dinero… En la avaricia tienen maestría… Estos individuos… ¡están condenados a pasar la eternidad en la más negra oscuridad!”, 2ª Pedro 2:1-17 (NT-BAD). Dios dijo: “Ustedes… sacerdotes, enseñan las leyes de Dios sólo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague. Sin embargo, todos alegan depender del SEÑOR…”, Miqueas 3:11 (NTV). Desgraciadamente muchos púlpitos han sido asaltados por líderes codiciosos. ¿Hacer diferencia entre miembros de acuerdo a la ofrenda que dan? ¿No corregir por miedo a perder al ofrendante? ¿Cobrar sumas dolarizadas para cantar en una iglesia? ¿Prometer oraciones especiales a cambio de dinero? ¿Apropiarse de las revelaciones de Dios y ponerles derecho de autor? Con total vergüenza reconocemos que en algún momento seguimos ese mal ejemplo. Sin embargo, en la actualidad nuestros materiales expresan la autorización para ser utilizados en la edificación del cuerpo de Cristo y en la extensión del reino de Dios. Cuidado con aprovecharnos de los dones o de las necesidades de la gente para obtener desmedidas ganancias personales. Ninguna cantidad de dinero vale la pena si pone en peligro la unción y el llamado de Dios en nuestras vidas. Jesús dijo: “De la misma manera que están recibiendo… gratis, no cobren por los servicios”, Mateo 10:8 (NT-BAD). Esto no invalida la doctrina bíblica del cuidado del mensajero.: “Los pastores que hacen bien su trabajo deben recibir un buen salario y deben ser altamente apreciados, especialmente a aquellos que trabajan arduamente tanto en la predicación como en la enseñanza”, 1ª Timoteo 5:17 (The Living Bible). Existen dos extremos igualmente malos: no reconocer el trabajo de los pastores y que las iglesias los sostengan con salarios miserables, así como que éstos abusen del derecho al pastorado para llevar vidas extravagantes. No deshonremos a Dios y no violemos la confianza de la gente. Recordemos que la codicia descalifica a una persona para el ministerio: “Es necesario que el obispo sea… no codicioso… no avaro”, 1ª Timoteo 3:2-3 (NVP). Cuando se trata de dinero necesitamos una fresca dosis de temor de Dios. Exijamos un nivel superior de integridad en los líderes, rechacemos toda doctrina centrada en el egocentrismo y alejémonos de las prácticas financieras que se encargan de satisfacer la carne. He aquí cuatro doctrinas económicas anti bíblicas en una congregación de Satanás:
1. La riqueza es señal de la bendición de Dios. ¡Mentira! “Si la prosperidad por sí misma fuera una señal de espiritualidad, entonces los traficantes de drogas y los jefes del crimen serían gigantes espirituales. La riqueza material puede estar conectada o totalmente desconectada a las bendiciones de Dios”, Kenneth Hagin. El evangelio que enfatiza la prosperidad mundana antes que la espiritual no es de Dios. Jesús dijo: “No acumules tesoros en la tierra… Acumula tesoros en el cielo…”, Mateo 6:19-20 (NT-BAD). La prosperidad no siempre es una señal de bendición, al contrario, podría ser el último recurso misericordioso de Dios para llamarnos al arrepentimiento. Cada vez que los israelitas se apartaban, Dios los amonestaba por medio de los profetas. Si no reaccionaban les enviaba plagas y desastres naturales. Y si no daba resultado, apelaba a su último recurso: ¡los inundaba de prosperidad! Pero el pueblo nunca se volvió a Dios en medio del bienestar. “Desprecias las riquezas de… Dios… al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento… por tu obstinación… sigues acumulando castigo contra ti mismo para el día de la ira…”, Romanos 2:4-5 (BAD). Antes de castigar a la sociedad de Noé Dios le envió 120 años de prosperidad: “En los días de Noé la gente estuvo comiendo, bebiendo… comerciando, cosechando y construyendo edificios”, Lucas 17:26-28 (NT-BAD). Al despreciar el último recurso de amor les envió juicio. Lo mismo hizo con Sodoma y Gomorra: “…Se sentían orgullosas de tener abundancia de alimentos y de gozar de comodidad, pero… se volvieron orgullosas y cometieron cosas que yo detesto; por eso las destruí…”, Ezequiel 16:49-50 (DHH). La prosperidad por sí sola no es una señal de aprobación divina. ¡Si no nos arrepentimos, vendrá el juicio!
2. Dar nos da el derecho de reclamar la bendición de Dios. ¡Mentira! No existe tal cosa como una ley de compensación donde Dios está obligado a devolvernos más de lo que nosotros le damos. Si Él lo hace es de pura gracia, no es porque lo merezcamos. Es cierto que si no sembramos no recogemos y que si sembramos poco recogemos poco, pero el énfasis bíblico está en el dar y no en su recompensa. Jesús nos enseñó que debemos dar sin esperar nada a cambio cuando dijo que debíamos hacer lo mismo que había hecho el samaritano con el judío herido quién lo llevó a la posada y pagó sus gastos sin esperar que se lo devolviera, Lucas 10:30-37. Damos porque esa es la forma en la que aprendemos a poner a Dios en el primer lugar, damos porque obedecemos su Palabra y damos porque amamos a Dios. “Tanto amó Dios al mundo que dio”, Juan 3:16 (NVI). Cuando damos por amor seguimos el ejemplo de Dios.
3. El dinero es esencial para comunicar el evangelio. ¡Mentira! ¿Cuál fue la razón por la que Jesús les prohibió a sus discípulos llevar dinero en su gira misionera, Mateo 10:9-10? Para que aprendieran a depender solo de Dios y a poner las cosas espirituales por encima de las terrenales: “Jesús les dijo… “Cuando los envié sin dinero ni provisiones… ¿les hizo falta algo? Ellos dijeron: -No, nada’”, Lucas 22:35 (PDT). Si realmente crees que no puedes cumplir con tu llamado porque no tienes dinero ‘Mammon’ se ha vuelto tu dios. De la misma manera que Jesús proveyó para las necesidades de sus discípulos lo hará con nosotros. Cuando nos enfocamos en las cosas materiales limitamos el poder de Dios. Entiéndase bien, el dinero no es malo, pero amar más al dinero que a Dios sí lo es. “¡El amor al dinero es la raíz de todos los males! Hay quienes han dejado a Dios por correr tras las riquezas y al fin se han visto traspasados de infinitos dolores”, 1ª Timoteo 6:10 (NT-BAD). Dios no está en contra de la riqueza y la prosperidad, está en contra de que las personas sean codiciosas. “Vivir con el objetivo de acumular riquezas, es anticristiano”, Carlos Spurgeon.
4. El único propósito de la bendición es para disfrutarla. ¡Mentira! Dios le da a sus hijos para suplir sus necesidades y para que extiendan el reino de Dios aquí en la tierra: “Dios tiene el poder de darles más bendiciones de las que necesitan para que siempre tengan lo suficiente para ustedes y también para que puedan ayudar generosamente a toda buena causa”, 2º Corintios 9:8 (PDT). “Dios… les proporcionará… buenas cosechas para que cada vez puedan dar mayores ofrendas. Sí, Dios les dará en abundancia para que puedan dar en abundancia…”, 2ª Corintios 9:10-11 (NT-BAD). En la economía de Dios, la prosperidad es el medio para un fin: el evangelismo mundial. El dinero es un amplificador. Una persona mala con dinero puede hacer mucho daño. Pero si un hijo de Dios tiene dinero, muchas personas pueden ser alcanzadas con el evangelio. Sin embargo, es muy común ver que el que más tiene es el que menos da. La persona avara acumula y no comparte. Entra en un laberinto de codicia donde aumenta su capital dando menos a la obra de Dios. Y eso no está bien. ¿Tienes idea de quiénes financian los programas de control de la población mediante el aborto y la implementación de políticas de género? Los más ricos. En mayo del año 2009, multimillonarios como David Rockefeller, Bill Gates, y Warren Buffet se reunieron en Nueva York. Concluyeron que el mayor problema del mundo es la superpoblación. Entonces, se dispusieron a disminuirla. ¿Cómo? Con programas de esterilización para mujeres y niñas y la promoción del aborto y la homosexualidad. El dinero en manos de los hijos de Belial sirve hoy en día para promover el asesinato de niños, destruir la familia, ignorar el matrimonio, minimizar la importancia de la maternidad, imponer actitudes sexuales depravadas, promover la cultura LGTBIQ+ y finalmente impulsar la promiscuidad sexual, el sexo en los niños y destruir la autoridad de los padres sobre los hijos. Entonces cuando Dios transfiera las riquezas a nuestras manos estas deberían ser usadas para contrarrestar las actividades diabólicas y extender el reino de Dios aquí en la tierra. La gran pregunta a responder es esta: ¿Buscamos la prosperidad para ayudar a financiar la obra de Dios o para disfrutar de una vida ostentosa y llena de lujos? La prosperidad sin un propósito eterno lleva a la decepción y la insatisfacción.
En conclusión. Cualquier doctrina que se enfoque en el hombre o en el dinero antes que en Dios es herejía. Extender el reino de Dios ha sido el mandato de nuestro Señor y los informes contables dirán si las iglesias y los hogares están enfocadas o no en esa misión.